El agridulce regreso del PP gallego al Castelo de Soutomaior


Nunca llueve a gusto de todos. Habiendo vivido este verano en Galicia, la afirmación se entiende sin necesidad de mayor explicación. Alfonso Rueda y Alberto Núñez Feijóo comparecen este domingo en Soutomaior para dar el pistoletazo de salida al curso político tras las vacaciones, si la resaca del 23J se lo ha permitido en nuestro país. Ambos tomarán la palabra con ánimos desiguales, Sensaciones encontradas pero el mismo regusto agridulce.. El organismo del PPdeG pide celebrar la vuelta a una plaza que fue vetada por la Diputación de Pontevedra mientras la presidía la socialista Carmela Silva y que recuperaron el 28M, pero le invade un cierto sonrojo por no celebrar nada cuando el partido A nivel nacional sigue en shock tras el resultado de las generales. En este acto, Feijóo debería presentarse como el futuro presidente del Gobierno, y sin embargo lo hace como candidato a una investidura improbable.

El guion de los populares gallegos parecía claro tras las elecciones municipales, y se intuyó durante la campaña general. Tras años de ‘exilio’ en la carballeda de San Xusto (Cotobade), el regreso a Soutomaior serviría para confirmar un cambio de ciclo en la política nacional, con el PP exhibiendo un poder territorial en España sin precedentes en tres décadas, con Feijóo al frente del Moncloa. Serviría también para empezar a trasladar mensajes al electorado gallego sobre los compromisos del nuevo Gobierno con la Comunidad, los guiños que esperaba el PPdeG para seguir reforzando sus expectativas de cara a las próximas elecciones autonómicas. Y gran parte de este guión, seguramente sus partes más decisivas, se desperdiciaron el 23Jla noche en que (casi) todas las encuestas fracasaron.

Optimismo razonable

Porque al PPdeG de Alfonso Rueda le han ido razonablemente bien en las urnas este año. El 28M recuperó la alcaldía de Ferrol y fue cómodamente primera fuerza en Santiago de Compostela, Lugo, La Coruña y Pontevedra. Consiguió retener la Diputación de Orense y evitar la amenaza de Gonzalo Pérez Jácome de llegar a un acuerdo con el PSdeG, lo que le habría dejado sin poder institucional en la provincia. Y, sobre todo, infligió una dura derrota a los socialistas en Pontevedra, logrando por derecho la Diputación Provincial aprovechando el revés de Abel Caballero en Vigo y embelleciéndola con las nuevas mayorías absolutas en Poio, Baiona, Porriño —además a consolidar las de Lalín, Mos, Marín o A Estrada—, sumado a las victorias parciales en Redondela, Vilagarcía, Ponteareas, Cangas… Supuso La victoria más personal de Rueda desde que se hizo cargo del PPdeG, que piloteó discretamente la operación junto al líder provincial Luis López.

El elevado optimismo de los populares gallegos continuó en la campaña del 23J. Las urnas en Galicia dieron razones para estar, por supuesto. Un aumento de más de 250.000 votos respecto a hace cuatro años, y el segundo mejor resultado del partido desde las elecciones generales de 2011, superando los 700.000 sufragios. Las tres últimas mayorías absolutas de Feijóo en las autonomías las consiguió con menos votos.

Por lo tanto, se cumplieron todas las condiciones para avanzar la regional… si el resto de España no hubiera fracasado, alejando al PP no sólo de una mayoría suficiente para gobernar, sino incluso privándole de una suma con el resto de formaciones del bloque de derechas para alcanzar los ansiados 176 escaños. Rueda no vio prudente forzar el avance ante la incertidumbre del escenario que se abría ante él. Los cálculos apuntan ahora a una votación en primavera —aunque lo más probable es que la fecha se vuelva a acordar con el lendakari Urkullu para que Galicia y el País Vasco armonicen sus procesos—, con Sánchez previsiblemente reelegido presidente de un Ejecutivo aún más inestable que el anterior. uno e hipotecado por las minorías nacionalistas e independentistas: el entorno perfecto para que el PPdeG mantenga su propuesta de estabilidad a la sociedad gallega, ya poco amante del lío y el ruido.

un nuevo equipo

Se espera que el Feijóo que comparecerá este domingo en Soutomaior lo haga apoyado por gran parte de la plantilla de Génova y el grueso de los barones territoriales —Juanma Moreno, María Guardiola, Jorge Azcón, Marga Prohens, Fernández Mañueco, Fernando López Miras, entre otros-, que quieran transferir un imagen de adhesión y unidad con su líder. Tendrá también el calor del que fue y sigue siendo su partido, ese PP gallego del que ha fichado nombres muy relevantes para llevarlos a Madrid provocando importantes vacantes en Galicia.

Las marchas de Pedro Puy, Francisco Conde y Rosa Quintana para ocupar un escaño en el Congreso se suman a las de Miguel Tellado y el equipo de asesores de Feijóo, que ya hicieron las maletas cuando aterrizaron en Génova hace catorce meses. Alfonso Rueda ha aprovechado la oportunidad para dar entrada a caras nuevas con proyección en su gabinete, como el vicepresidente Diego Calvo, y otros en los que confía, como María Jesús Lorenzana o Alfonso Villares. Lo próximo será el nombramiento del nuevo portavoz parlamentario, donde Paula Prado y Alberto Pazos parecen los mejor situados.

Este PPdeG aún mantiene una huella evidente de la ‘era Feijóo’ —no en vano fue su líder durante 17 años, 14 de ellos en la Xunta— pero cada vez El ‘estilo Reda’ gana presencia, que aún tiene pendiente una mayor proyección hacia la política nacional. Aquí nadie duda de la situación del expresidente gallego, y los resultados del PPdeG el 23J son una explicación obvia. Tanto es así que nadie descarta que, en las comunidades autónomas, Feijóo y Rueda trabajen el territorio en caravanas separadas, como hicieron en 2009 el propio Feijóo y Mariano Rajoy, entonces líder de la oposición en Madrid. Génova estará “a lo que nos pida el candidato”, en un curso político que comienza esta mañana (11.00 horas) en Soutomaior.

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