Las plazas y parques de Ourense, puntos de encuentro esenciales para sus vecinos



El reloj está a punto de dar las ocho de la tarde. El calor asfixiante que convive con los habitantes de la ciudad de Ourense Parece que empieza a ceder y Milucha Diéguez sabe que cuando el minutero llega a la hora punta es el momento de salir de casa.

Milucha lleva muchos años viviendo junto al río Barbaña, casi tantos años como amiga de Milagros Pérez. Ya han perdido la cuenta, pero ¿qué lo que nunca olvidan es reunirse cada tarde de verano en el Parque del Barbaña.

Sentada pacientemente en el primer banco del parque, Milagros espera la llegada de Milucha, quien a pesar de no ser tan ágil como cuando se conocieron, no ha perdido el equilibrio al caminar. Tan pronto como ambos se sientan comenzará lo que consideran uno de los mejores momentos de sus días.

No han pasado muchas horas desde la última vez que se vieron, pero ambos aclaran que “siempre hay que decir algo”. La próxima vez que mires uno de tus relojes, ya estará hora de recogida y, si no es el reloj el que les avisa, serán las farolas que iluminan el parque las que lo hagan.

Milucha y milagros Ellos no son los únicos que acuden diariamente al parque para encontrarse, unos metros más adelante conversan Pepita Eiriz y Paca Neira en la plaza do Couto. Paca no vive en la ciudad, pero sus hijos la bajan una vez a la semana para que pueda ver a sus amigos y, sin faltar nunca a tu citase encuentra con Pepita en la plaza.

Mientras se cuentan sus cosas y hablan de lo que les preocupa, Gerardo Ferreiro los observa desde el banquillo de enfrente. Él mismo se define como “un lector ávido al que le gusta el sonido del ruido al leer”. La sensación de estar acompañado hace que disfrutes aún más de las novelas que lees por ello, intentando escapar de la soledad de tu hogar, Ve al parque a sumergirte en tus libros..

punto de encuentro

Milucha, Pepita o Gerardo no son los únicos que acuden cada día al parque. a tu alrededor muchas otras personas que por un motivo u otro han decidido bajar a los parques o plazas de sus barrios para pasar la tarde.

A pesar de que los jardines, plazas u otros lugares de la ciudad están un punto de encuentro intergeneracional, basta mirar un poco a quienes las habitan en verano para darse cuenta de que, en su mayoría, son personas mayores. Según datos del INE, en el municipio de Ourense 5.313 personas mayores de 70 años constituyen hogares unipersonales.

Independientemente de si la soledad ha sido elegida voluntariamente o no y de las relaciones personales y familiares que se mantengan en el hogar, casi todos los allí reunidos viven solos. Y, ante esto, las interacciones interpersonales son muy necesarias para mantener tanto su salud psicológica como su autoestima.

Reunirse cada día en el parque para conversar, leer o jugar a las cartas es parte de una rutina que no sólo les ayuda a sentir que sus vidas tienen orden, sino que también reduce la sensación de estar más allá de sus hogares. , solo.

hablar si importa

Nayara Estevan es educadora social y trabaja desde hace un tiempo en el Centro de Día AFAOR. Allí, y al igual que sus compañeros, forma parte de un equipo multidisciplinario que se especializa, entre muchas otras cosas, en trabajar con personas mayores a través de talleres sobre memoria, prevención y atención a pacientes con Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas. .

Nayara, como coordinadora de los talleres de memoria e instructora, es muy consciente de lo importante que es que las personas mayores cuiden su salud psicológica. Ella misma, y ​​basándose en su experiencia, explica que “cuando nos hacemos mayores solemos dejar de trabajar y nuestras rutinas cambian. Ya no son los mismos y hay mayor tendencia al desgaste neurológico, por eso es muy importante ejercitar la memoria”.

Los ejercicios de cálculo, acertijos o crucigramas no son la única alternativa para cuidar la salud de la memoria, una conversación activa entre dos personas A ello también contribuye que razonen y piensen en sus respuestas. “Se trata de buscar actividades que nos hagan mantener la atención centrada”, añade la educadora.

Además, cuando hablamos no sólo trabajamos el ejercicio de pensar qué responder para continuar la conversación, también para escuchar y recibir la información que recibimos.

En palabras de Nayara Estevan, “hablar No es algo positivo sólo para la memoria, también lo es para la motivación y por el sentimiento de participación. Cuando sientes que eres partícipe de algo, tu motivación y ganas de participar aumentan”.

En su opinión, es “la actividad con mayor percepción de satisfacción, pero no es sólo hablar, también es sentirse escuchado”.

Tal vez sentirse escuchado o ser escuchado es lo que buscan personas mayores que acuden a los parques y plazas de la ciudad. Habla, solo eso.

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