Vaya día para los ingenieros, atentos a la estrategia, a los neumáticos, a las paradas y al radar meteorológico. El GP empezó con una obra de arte de Fernando adelantando a Albon y Russell por el interior en las primeras curvas. A partir de ahí, sólo abandonó el podio durante una vuelta, cuando Sainz, ya a mitad de carrera, le adelantó en un undercut tras una mala parada de Aston Martin. La velocidad del asturiano y sus neumáticos nuevos se tomaron la revancha minutos después.
Previamente, la lluvia ya había hecho acto de presencia, generando el máximo desconcierto en la pista. Algunos se quedaron, la mayoría entró a meter intermedios y fuimos testigos de todas las estrategias posibles. La primera llegada de la lluvia fue sólo un aperitivo de lo que sucedería a 10 vueltas del final, de seco a un aguacero histórico en apenas unos minutos. Alonso y Verstappen, que lideraban la carrera, se quedaron fuera y casi lo pagan al parar una vuelta después. Fue Checo, como la mayoría, el que no supo mantener el coche en pista, cediendo así la posición al español, Fernando fue 2º. Poco después, un grave accidente de Zhou obligó a sacar la bandera roja, faltaban 7 vueltas para la final…
Se iba a reanudar sí o sí pero la espera fue eterna, aunque los aficionados holandeses no lo estaban pasando mal, no dejaron de cantar durante todo el GP, incluso los operadores se sumaron a la fiesta durante la bandera roja. Pero llegó la hora de la verdad, a 5 vueltas del final de las 2 que dio Safety y con Alonso 2º que lo dio todo para poner nervioso al hombre de hielo, al que no le temblaba el pulso en lo más mínimo.
Cruzó la meta en segunda posición, 105 de su carrera y séptima de la temporada, la primera tras una pequeña sequía de resultados. Sainz, por su parte, conservó una merecida quinta posición tras el continuo empuje de Hamilton.