Lo cierto es que ya, ni los estudios ni tener un empleo, puede ser suficiente para proseguir un nivel de vida en el que positivamente se pueda radicar y no sobrevivir. Así lo recalca un nuevo estudio de la estructura ‘Save the Children’ donde analizan varios datos sobre la pobreza inmaduro bajo el enunciado ‘Ser insuficiente en España: el retrato de mil comunidad’, donde han consultado a 1170 familias.
Familias con trabajo pero pobres
Tener un trabajo ya no es un hecho que exime a las familias españolas de no ser pobres. Esta es una de las principales conclusiones del estudio donde se ha esmerado un perfil muy minucioso sobre las familias.
Más del 40% de las familias viven con unos ingresos con los que, a día de hoy, es muy difícil proseguir una vida habitual. La emblema no asciende a más de 1.000 euros al mes que, en 1 de cada 5 casos, la renta quebranto a 500 euros.
Pero no solo el trabajo ya no se incluye como la alcoba esencia para erradicar la pobreza, los estudios siquiera es un coeficiente determinante en la restablecimiento de la renta de muchas personas. El documentación apunta que más de la parte de padres y madres tienen estudios secundarios y, uno de cada diez, universitarios.
Niños pobres, menos “privilegios”
Donde más influye este nivel de ingresos familiares no son en los progenitores, los más afectados son los niños. La parte de niños de menos de 3 primaveras no pueden ir a la escuela inmaduro aunque sea crucial para su incremento. Siquiera pueden consentir a extraescolares porque no les llegan las cuentas y no tienen medios digitales adecuados para progresar en su actividad estudiantil.
La educación es un correctamente necesario que todo el mundo debería tener, pero no ocurre. Adicionalmente, y relacionado con los colegios, el 39% de los estudiantes de ESO no tienen proposición de comedor escolar, 1 de cada 10 niños o niñas no puede consentir al comedor por desatiendo de posibles económicos. Todo ello provoca, cercano a la reducción del consumo de productos como la carne, una ingesta de alimentos suficiente precarios que afectan a la sanidad del párvulo. Casi la parte de niños entre 6 y 8 primaveras tiene exceso de peso, y no pueden ir a dentistas por su precio.
La sanidad, poco secundario
Si correctamente los niños no pueden proseguir unos hábitos saludables con la dieta del comedor del colegio, la vida en la casa no difiere mucho. Las familias, al tener un nivel de renta muy bajo, se gastan casi la parte del sueldo en el suscripción a la vivienda. Esto provoca que no se puedan atender a razones de sanidad óptimas y que las casas de uno de cada tres niños tengan goteras, humedades, exceso de ruido o desatiendo de luz natural. Todo ello sin contar que las familias con pobreza no pueden acreditar un corriente acondicionado en verano o una calefacción en invierno, teniendo que estar hasta con asilo en casa.
Toda esta situación provoca un gran problema psicológico en los más pequeños de la casa sin poder ir a un psicólogo porque que casi todas nos núcleos familiares no pueden acreditar servicios de sanidad mental.