Luis Peñalver pone en común a Schopenhauer y Goya, dos personajes «adelantados a su tiempo»


Este martes por la oscuridad se presentaba en el Museo de Santa Cruz el nuevo compendio del filósofo y escritor toledano Luis Peñalver Alhambra, ‘Sondeando el barranca. Goya y Schopenhauer’ (Editorial Casimiro Libros). En este investigación, el autor muestra cómo entre estos dos autores, el pintor universal y el gran filósofo del pesimismo, existía una «comunidad de actitudes, una profunda afinidad de pensamientos, sentimientos y voluntades que está más allá, o más acá, de toda influencia directa».

Peñalver explicó cómo «hay autores que se adelantan a lo que todavía está por venir, pues su obra no corresponde a su momento histórico sino que anticipa un futuro satisfecho de incertidumbres». «Goya, más que ningún otro pintor del siglo XIX, es nuestro contemporáneo. Y lo mismo puede decirse de Schopenhauer», afirmaba el autor, que cree que «su filosofía de la voluntad no sólo anticipa el concepto del inconsciente freudiano sino que nos ofrece una radiografía de nuestro tiempo, hecho de deseo y oscuridad. Los dos han tenido la valentía de no protegerse en el pecho ninguna pregunta y de arrojar la sonda a las profundidades irracionales de la existencia».

«Tanto el pintor como el filósofo conciben nuestro mundo, este mundo construido con las convenciones sociales de la razón, como una representación teatral, una mascarada en la que cada personaje representa su papel. Todo es figura. Los caminos por los que Goya llega a esta conclusión son tan inusuales como inesperados. Son los caminos que nos ofrecen la enfermedad, los sueños y la excentricidad. Una enfermedad como la que sufrió Goya en varios momentos de su vida, que pobló sus noches de extraños sueños y que le puso al borde de la excentricidad«, expresaba el todavía filósofo y profesor toledano.

Peñalver hizo un represión, sobre todo, por los grabados y los dibujos del ingenioso pintor aragonés, en los que éste representa los diferentes rostros del dolor: el dolor de la pelea y el escasez, de la vejez y la soledad, la enfermedad y el deseo; pero todavía de la compasión por nuestros semejantes, que llega a ponernos en circunscripción del otro, «como ese sentimiento que nos humaniza y que constituye, tanto para el actor como para el filósofo, el fundamento de toda ética», puntualizaba.

En el acto, que tuvo gran éxito de sabido, intervinieron, adicionalmente del propio autor, Antonio Dávila, director del Museo de Santa Cruz de Toledo, y Manuel Pérez Cornejo, filósofo, escritor y traductor.

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *