una anciana espera 6 horas en el hospital una ambulancia de vuelta a casa



Una tribu ha denunciado el trato recibido de una mujer anciano -de 93 años- y dependiente por parte del Hospital Normal de València. Los sobrinos de la víctima han querido denunciar públicamente los hechos al diario Oriente-EMV. Al parecer, la anciana se encontraba en el hospital “abandonada” en una camilla, en un pasillo del hospital y estuvo esperando una ambulancia que la llevara a su casa durante 6 horas. “La mujer estuvo todo ese tiempo de prórroga orinada y sin engullir”, detallan. 

“Un desastre, un negligencia total y una vergüenza. No se puede tener a nadie así, tirada en un pasillo, orinada y sin engullir ni pimplar, seis horas de prórroga. Esto no es un país en vías de exposición. El personal taza nos dijo que esto era ‘común’, que esos tiempos de prórroga son ‘habituales’ pero vamos, que es una mujer muy anciano, una gran dependiente. Esto se debe denunciar y se tiene que conocer”, han notorio los sobrinos de la perjudicada al diario valenciano Oriente-EMV, quienes, encima, han aportado una queja y una fotografía de la camilla orinada donde estuvo esperando la mujer.

El personal dijo que era lo común, que el servicio está externalizado y no podían hacer ausencia desde el hospital

Según informa el rotativo, la cuidadora de la anciana acompañó el pasado viernes 15 de diciembre a la mujer al centro de lozanía al presentar una herida en la pierna, pero allí decidieron trasladarla al hospital “porque precisaba un par de puntos de sutura”. 

La mujer fue trasladada en ambulancia hasta el Hospital Normal, no obstante, la arnés de ruedas con la que se mueve normalmente la mujer se quedó en el clínica. El problema se originó luego de que la anciana fuera tratada de su herida. Al parecer, la anciana estuvo “6 horas tumbada en una camilla esperando una ambulancia, que nunca llegó a por ella”. “Fue horrible porque pasó mucho tiempo y ella estaba incómoda y mal. Es muy anciano. Cuando me acercaba al mostrador a preguntar me decían que era lo común, que el servicio está externalizado y no podían hacer ausencia desde el hospital, que había multitud que se había pasado mucho más tiempo que nosotras y que sólo nos quedaba esperar. No había posibilidad. Ella estaba en un pasillo tumbada en la camilla y yo en la sala de prórroga, iba y venía”, explica al diario la mujer que se encarga de sus cuidados de Julia. Sin la arnés de ruedas, la cuidadora siquiera podía poner en cobro a la anciana y llevarla a casa. Con el paso de las horas, la trabajadora decidió acentuar a la tribu más cercana.

“Yo me fui a por la arnés de ruedas al centro de lozanía y la llevé al hospital, donde puse una demanda por la errata de medios y fortuna. Me parece un escándalo y una vergüenza que la prórroga sea de horas y se asuma como poco común. Mi hermana, por su parte, fue directa al hospital y cuando levantó a mi tía de la camilla se dieron cuenta de que la mujer estaba toda orinada. Y sin engullir, ni pimplar”, ha explicado Rafael, el sobrino de la mujer.

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