Una funcionaria del Palacio de la Generalitat ha retirado la bandera de España una vez ha terminado la intervención del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras su reunión con el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, que en ese momento iniciaba su comparecencia en rueda de prensa.
El discusión ha resultado en cinco acuerdos para Cataluña. Posteriormente de deber estado una hora y cuarto reunido con Aragonès, Sánchez ha saledizo a dar cuenta de los mismos frente a la prensa, donde ha afirmado que no exige que «ningún partido renuncie a sus objetivos legítimos», al ser preguntado por si habían debatido la celebración de un referéndum de autodeterminación.
Pero, tras estas palabras, llegado el turno del presidente de la Generalitat, se ha podido ver a una trabajadora de la sede del Gobierno catalán retirando la bandera rojigualda y dejando la de Cataluña, acordado antaño de que Pere Aragonès diera su discurso. En él ha insistido en que las negociaciones con el Gobierno de España entran en «una nueva grado».
Esta destreza, aunque parezca anecdótica, escudriñamiento investigar en la idea de que el «conflicto político» —de acuerdo con el argumentario independentista y que ahora ha prohijado el socialismo— se da entre dos Estados distintos, el castellano y el catalán.
Encima, en el contexto de acercamiento de Pedro Sánchez con el independentismo catalán, no es la primera vez que los símbolos constitucionales quedan relegados a un segundo plano. Poco parecido ocurrió ya en la preparatorio reunión de la mesa de diálogo entre Sánchez y Aragonès en septiembre de 2021.