Celanova acogió una particular historia de amor



Con los niños de San Ildefonso sonando de fondo en una de las dependencias municipales, Diego González y Mari Carmen Rodríguez entraron ayer radiantes al salón de plenos de Celanova. El sorteo de Navidad pasó de dadivoso por la comarca de Terra de Celanova, pero la rifa no iba con ellos. 

Posteriormente de nueve abriles como pareja, hace unos días volaban desde Ibiza hasta la villa de San Rosendo para darse el sí quiero. “La verdad es que no nos importa mucho (el sorteo). Ya nos ha tocado la rifa con este momento”, declaraba la novia, rodeada de sus seres queridos sobre el tablado que asiduamente ocupan los políticos locales.

La referéndum de la vencimiento no fue premeditada, la pareja tenía pensado casarse a principios de año, pero por motivos personales, tuvieron que posponer la celebración hasta ayer. “Mis suegros son de aquí y nosotros queremos afincarnos en Celanova con el tiempo”, explicaba Diego González, testificador del vínculo de su pareja con estas tierras. “Llevo desde pequeña viniendo a suceder los veranos. Pensamos que este momento era para disfrutarlo aquí, con mi comunidad”, añadía Mari Carmen.

En aumento

La concejala celanovesa del campo de acción de Igualdade, Teresa Barge Dapía, fue la encargada de dar una cariñosa bienvenida y decir (misa) la ceremonia civil, donde no faltaron ni el beso, ni los vítores, ni el arroz.

La de Diego y Mari Carmen fue la última boda civil del año registrada en las oficinas municipales. Así lo confirmaban ayer desde el Consistorio donde, este 2023, han asistido a un pronto incremento con respecto a los matrimonios civiles oficiados. Un total de 20. Celanova está de moda, igualmente para casarse.

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