Tras ser localizado la semana pasada en una zona montañosa de Francia, Alex Batty, el pequeño britano desaparecido en el 2017 en Marbella, ha ofrecido detalles sobre cómo fue su vida durante los seis primaveras en los que vivió supuestamente en una comunidad espiritual. A raíz de su hallazgo, el pasado día 13 de diciembre, la policía británica ha puesto en marcha una investigación criminal.
Batty fue raptado a los 11 primaveras por su superiora y su viejo -que no tenían la custodia- durante unas holganza en Marbella (Málaga). Desde entonces vivía en una “comunidad espiritual” itinerante en las montañas entre Ariège y Aude, en el flanco francés de los Pirineos. En una entrevista concedida a The Sun, el adolescente de 17 primaveras admite que empezó a pensar en escaparse hace dos o tres primaveras. Todavía detalla que, tras ser secuestrado, comenzó una vida “itinerante” en grupos que formaban parte de una “comunidad espiritual”, investigada por posibles comportamientos sectarios.
El alojamiento de Camps-sur-l’Agly, en Francia, donde Alex Batty y su viejo se alojaban cuando visitaban el pueblo.
De acuerdo con su relato, tomó la determinación de irse luego de una discusión con su superiora, que le llevó a concluir que “no podía comportarse con ella”. Al parecer, la progenitora le habría informado de que se marcharían a Finlandia, atrevimiento que motivó que el adolescente abandonara la comunidad con el objetivo de reunirse con su comunidad en Inglaterra. A ello se sumó su aspiración de convertirse en técnico de software, acrecentada en el extremo año, lo que le hizo darse cuenta de que el vagabundeo “no era una buena forma de vida” para el futuro que quería.
“No sé qué habría pasado si me hubiera quedado con mi superiora, pero los últimos primaveras me permitían hacerme una idea: mudanzas constantes, sin amigos, sin vida social, trabajando y sin poder estudiar”, declara.
Declaraciones tras su hallazgo
El adolescente asegura que su superiora “es una gran persona”, pero no “una buena superiora”
El adolescente cuenta que había planteado ya la posibilidad de irse a su superiora y a su viejo, poco frente a lo que ella se posicionó en contra, pero a lo que su viejo le respondió que hiciera “lo que fuera mejor para él”. “Ella es una gran persona y la quiero, pero no es una buena superiora”, reconoce Batty en sus declaraciones al medio britano.
El lunes 11 de diciembre huyó de la alquería en la que residían llevando una mochila con ropa, un monopatín, una linterna, una cortaplumas suiza y poco de pasta, hasta que se cruzó con un conductor de reparto. Para que sus familiares no pudieran ser rastreados por la policía, se inventó que había caminado cuatro días por la montaña y, pese a asimilar dónde se hallaba, fingió estar perdido en la comuna francesa de Quillan.
Pinta militar del pueblo de Camps-sur-l’Agly, donde Alex Batty y su comunidad eran vistos regularmente.
Agentes de la Policía de Greater Manchester (GMP) se han entrevistado con Batty tras su regreso de Francia, un requisito indispensable para que las autoridades de seguridad pudieran confirmar la naturaleza de la investigación, según informaciones recogidas por la cautiverio británica BBC.
Batty, que regresó a Reino Unido el pasado sábado, se desplazó a Oldham, cerca de Manchester, donde vive su abuela y tutora lícito hasta que cumpla la mayoría de época en dos meses.
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