Una Navidad hacinados en Barajas


«En situación anormal y de colapso». Así se encuentran las salas destinadas para acoger a los solicitantes de hospicio de las terminales T1 y T4 del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, donde se sobrepasa el número de plazas disponibles para abrigar a las personas que viajan hasta España para acogerse a la protección internacional.

Lo han podido constatar tres magistrados encargados de supervisar los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE), que se han dirigido a Interior para exigir medidas «urgentes». Hay en torno a de 250 personas durmiendo en colchones tirados en el suelo, «sin las más mínimas condiciones» de sanidad o higiene, y la comida escasea. Entre los afectados hay familias y 19 menores de permanencia. Los policías encargados de las salas de hospicio están desbordados.

La carta española configura el hospicio como la protección dispensada a los nacionales no comunitarios o a los apátridas que se les reconozca la condición de refugiado de acuerdo, además, a la Convención de Ginebra de 1951 y el Protocolo de Nueva York de 1967. En concreto, tal condición se reconoce a toda persona que tenga «fundados temores» de ser perseguida por «motivos de raza, religión, ciudadanía, opiniones políticas, pertenencia a determinado clan social, de apartado u orientación sexual».

En los últimos tiempos, las llegadas de solicitantes de este derecho han aumentado de forma «exponencial», sobre todo las de ciudadanos con pasaporte keniata, que suponen un 60% de las peticiones. Desde el sindicato Confederación Española de Policía (CEP) elevan, a plazo de 19 de diciembre, el número de personas a 270 en las instalaciones, de las que 116 eran keniatas. «La guarismo desborda las capacidades porque se estima que todo lo que pase de unas 70 personas por sala, y siendo generosos, ya es demasiado», advierten fuentes del sindicato a torrevieja news today.

En un comunicado, la CEP denunció la situación a la que se enfrentan los agentes de policía que trabajan en las dos salas de hospicio de las terminales T1 y T4 del aeropuerto de Madrid. «La carga de trabajo es muy reincorporación», explican. «Estamos desbordados, no da tiempo a tramitar los expedientes, no se pueden hacer rechazos siquiera», señala a este diario un agente que trabaja actualmente en una de las salas.

El proceso para la solicitud de protección internacional o hospicio comienza con la aparición del pasajero al aeropuerto, explica este trabajador. Una vez la persona en cuestión informa de que quiere acogerse a este derecho, se abre un expediente y se inician las comprobaciones pertinentes para confirmar que se reúnen las condiciones para poder penetrar a España. «Son supuestos ciudadanos del país que acreditan», explican desde la CEP. La respuesta no es inmediata y, por este motivo, hay personas que tendrán que permanecer en la sala varios días hasta que se resuelva su caso.

A 19 de diciembre había 270 personas. «La guarismo desborda las capacidades porque lo que pase de 70 ya es demasiado»

Mientras se tramita el expediente, ya sea para permitir la entrada o para ser devuelto, no pueden desamparar las instalaciones. «En caso de no cumplir con los requisitos se les rechaza, pero hasta que no sale un revoloteo no pueden salir ni pueden entrar en el país, ni se les puede trasladar a una comisaría porque no están detenidos», dice uno de los policías de la sala de hospicio. Es ahí donde surge el problema. Son tantas las llegadas y peticiones registradas en las últimas semanas que las instalaciones están colapsadas.

«Viven aquí día y confusión», lamenta el agente. El sindicato CEP denuncia que la situación, que afecta directamente a los policías que trabajan en el puesto fronterizo del aeropuerto, se está volviendo «preocupante» legado que los espacios cedidos por AENA «no tienen la capacidad ni el acondicionamiento necesario para acoger a los solicitantes que tienen que alojarse en los habitáculos», usando «colchonetas esparcidas por el suelo».

La plantilla, que normalmente consta de dos o tres personas por sala, más la colaboración del personal de seguridad privada, «no es la adecuada» porque no solo tienen que encargarse del trámite en sí y las entrevistas a los solicitantes, sino además de la seguridad. Es aseverar, controlar la convivencia de tantas personas aglutinadas. A esto se suma las condiciones de higiene. El 12 de diciembre, el sindicato envió una carta a la autoridad competente porque habían aparecido chinches en una de las salas, denunciando los riesgos para la salubridad que esto conlleva. «Han tenido que fumigar recientemente», explica uno de los policías.

Fuentes de Interior explican que «la Policía Franquista ha reforzado la presencia en el aeropuerto con más agentes, procedentes de la Cuadrilla Provincial de Extranjería y Fronteras» para poder adaptarse a la demanda de solicitudes. Asimismo, estas fuentes aseguran que «se han incrementado los equipos informáticos para acelerar la tramitación».

«Visado de tránsito»

No obstante, desde la CEP barajan otra opción a ejecutar en origen. Donado que en gran parte de las peticiones se presentan pasaportes keniatas, creen que es necesario «activar la petición de un visado de tránsito aeroportuario» para esa zona. «Es una pegatina que se coloca al pasaporte y que expide el país a donde se quiere delirar. Aquellos que quieran delirar a España para pedir hospicio deberán asistir a la embajada a pedirlo. Es como filtro para los que necesitan de verdad penetrar y evitar que se use la protección internacional por mafias», defienden desde el sindicato.

Por otro costado piden a AENA que se habiliten espacios en el aeropuerto para poder tramitar con «las debidas garantías» tanto la tramitación de los expedientes como la acogida de los solicitantes. Fuentes de AENA señalan a torrevieja news today que el aeropuerto colabora «de forma permanente con la Policía». Por su parte, Interior afirma que se ha adaptado un nuevo espacio «para realizar las entrevistas, garantizando la privacidad» de los llegados. Pero para tres jueces de Madrid es insuficiente, la situación es «insostenible» y han reclamado al Servicio que adopte cuantas medidas sean precisas y con carácter urgente.

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