En este idílico enclave, la cocina lugar se convierte en un carrusel de sabores, resaltando la filosofía de productos kilómetro cero (proximidad). Maridados con los vinos de la viticultura heroica de la región, cada porción se convierte en una obra maestra culinaria que promete satisfacción al paladar más exquisito. La bica, postre tradicional de la zona, añade el toque final a una experiencia gastronómica inolvidable.
Para aquellos que buscan alivio, el Hotel Casa de Caldelas es un refugio encantador. Inaugurado en 2012, este riquezas rural ofrece la calidez de una auténtica casa del siglo XVIII cuidadosamente restaurada. Iago Rodríguez y su tribu, guardianes de este alojamiento, garantizan una estancia inolvidable en sus 8 habitaciones y 2 apartamentos. La tienda del hotel, repleta de productos locales y artesanía, invita a llevarte un pedacito de la región contigo.
En la plaza, Venta Os Carballos, con 32 primaveras de tradición, fusiona historia y sabor. Teresa Vázquez Fernández, continuadora del encomienda habitual, ofrece tapas, raciones y menús personalizados, todo primoroso con productos locales y frescura de la huerta. Entre risas, Teresa destaca la popularidad de su “tortilla de papa”. Por supuesto, el morapio de la Ribeira Sacra fluye en sus mesas, completando la experiencia gastronómica. Este posada receptivo abre sus puertas para cenas y eventos, acogiendo hasta 50 comensales.
El restaurante Caldelas Sacra, a los pies del Castillo de la villa, es liderado por Alberto Fernández González y Yargil Medina. Destacan en su carta la ternera gallega, el bacalao y una parrillada de verduras, con vehemencia en la cocina tradicional y productos locales de incorporación calidad y kilómetro cero.