Antología de José Ramón Corchado, futbolista de Primera y de los buenos


José Ramón Corchado (Torrijos, 1957) está «contentísimo» con el regalo de Teo Díaz (Madrid, todavía 1957), periodista, forofo del nota, que ha estado un tiempo prudencial retrocediendo al pasado para hacer un «compendio estadístico y noticiario de su etapa como atleta y como monitor». Lo de «compendio» es discutible, ya que a lo prolongado y ufano de 86 páginas no hay momento en el reconvención futbolístico de Corchado que no quede documentado en el vademécum.

Lo asombroso es que el protagonista «no sabía prácticamente nadie» hasta hace tres semanas y ahora se encuentra con que estas Navidades sorprenderá a sus hijos, que andan fuera, o a su origen, que todavía vive. Y todos juntos resucitarán miles de memorias de cuando sólo era un chaval que soñaba con progresar; de cuando el Salamanca le dio la alternativa en la elite; de cuando ganó la Copa del Rey con el Positivo Zaragoza al Barça; o de cuando, ya como monitor del CD Toledo, eliminó a un Positivo Madrid patidifuso en el ‘Brinco del Heroína’.

«La gran mayoría de la masa de la época sabe que Corchado jugó en Primera y ya», cree Teo Díaz, tantos abriles en la plantilla de Radiodifusión Televisión Española, quien lo sitúa en el podio de futbolistas históricos toledanos «con Eugenio Seguidor y Rafa Martín Vázquez». Luego, todavía se prostitución de un acto de razón deportiva. El vademécum, autoeditado, se puede comprar por 15 euros a través del Whatsapp 666 72 31 29 ó en el correo eléctronico ‘teodosiodiazcollado@gmail.com’.

Atleti, Salamanca, Zaragoza

La aventura de Corchado arrancó al ser reclutado, con cuatro chavales más del Torrijos, por el Atleti tras arrasar en existencia joven. Apuntaba muchísimo. De hecho, compitió con la selección doméstico de esta categoría en el torneo ‘Príncipe Alberto’ de Mónaco, que ganaron los españoles, recibiendo el beso de la princesa Carolina y todavía disputaría un par de partidos con la sub-21.

Dos abriles mayor goleador del filial, sus grandes cualidades eran la celeridad y la verticalidad. Se montó en el avión para una paseo de amistosos del primer equipo por Sudamérica. Hizo parada en Tegucigalpa (Honduras), La Paz (Bolivia) y Aceptación (Paraguay). Sin incautación, Luis Aragonés, entonces monitor rojiblanco, le aconsejó una cesión para foguearse porque en una delantera con Ayala, Leivinha y Rubén Cano tendría pocos minutos.


Foto de un merienda original de la UD Salamanca; Corchado es el segundo de debajo empezando por la izquierda


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Así obró y a finales de ese mismo verano de 1979 debutó con el Salamanca en Primera, que ese año estuvo de cine al finalizar noveno en la clasificación. La Unión Deportiva se acabó quedando en propiedad con Corchado, pero ese segundo año descendieron. Al posterior volvieron a subir y el torrijeño se consolidó en una Ataderas que vivía la revolución de un argentino bajito, revoltoso y perspicaz; un tal Diego Armando Maradona.

Corchado, que había recibido ofertas de Espanyol y Betis, dio un brinco de nivel al fichar en 1983 por el Zaragoza, que pagó 30 millones de pesetas al Salamanca para complacer a Leo Beenhakker, su monitor. Y durante tres temporadas en la caudal maña contribuyó a dos grandes hitos: la primera triunfo aragonesa en el ‘Bernabéu’ (encima marcó el esencial 1-2) y el título de Copa del Rey contra el Barça en el ‘Calderón’ (1-0).

A posteriori pasó al Hércules, dos cursos en Segunda; al Alcoyano, uno en Segunda B; y terminó en el CD Toledo, otros dos en Segunda B, donde llegó a corretear de excarcelado y hasta de carrilero derecho, colgando las botas en 1991, con 33 abriles y pico.

Se enfrentó a Messi

Se estrenó en los banquillos con el Santa Bárbara toledano, en Tercera, y completó la mejor temporada de la historia del Torrijos, con el que no ascendió a Segunda B por tener perdido el golaveraje contra el Motril. Una ocupación. A continuación, encadenó siete equipos en ocho abriles en la categoría de bronce, alcanzando la cima cuando dirigía al CD Toledo y ganó al Positivo Madrid (2-1). Es estrafalario porque dos meses luego, tras cuatro jornadas sin triunfo, estaba en la calle.

Por otra parte, con el Yeclano se enfrentó a otro argentino bajito, revoltoso y perspicaz; un tal Leo Messi. Y para abrochar su camino como monitor regresó a Torrijos, donde empezó este maravilloso alucinación acompañado de un balón, y salvó dos veces a los rojiblancos, orgullosos de permanecer en Tercera.

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