Siempre ha tenido que tributarse en el IRPF las ganancias conseguidas en las operaciones con criptomonedas, pero desde el próximo mes se exige información adicional, con la que Hacienda quiere hacer un seguimiento más íntegro de estos contribuyentes.
Todas estas declaraciones tienen de plazo para presentarse entre el 1 y el 31 de enero de 2024, excepto el maniquí 721 cuyo plazo expira en abril. Son las personas y entidades que dan servicios de mediación, salvaguarda de claves criptográficas o cambio entre monedas virtuales y monedas fiduciarias o diferentes monedas virtuales.
El maniquí 172 recoge información sobre el saldo de monedas virtuales a 31 de diciembre, lo que incluye la identificación del titular, el tipo de moneda o el valía de las monedas en euros.
El maniquí 173 incluirá datos de todas las operaciones realizadas a lo amplio de 2023: tipo de operación (adquisición, entrega, permuta o transferencia), tipo de moneda, número de unidades de moneda que forman parte de la operación, su valía en euros y las comisiones y gastos asociados.
Todavía será necesario presentar el nuevo maniquí 721 y si al finalizar el año el contribuyente suma más de 50.000 euros en monedas virtuales en el extranjero, es proponer, si la salvaguarda de las claves criptográficas por ese coste se encuentra fuera de España.
Hacienda dio el chivatazo en la pasada campaña de la renta sobre 328.000 contribuyentes de los que tenía indicios de que pudieran tener que decidir ingresos por monedas virtuales.
Las ganancias patrimoniales derivadas de la operación con criptomonedas tributan como renta del peculio: 19 % hasta 6.000 euros, 21 % entre 6.000 y 50.000 euros, 23 % entre 50.000 y 200.000 euros, 27 % entre 200.000 y 300.000 euros y 28 % a partir de 300.000 euros.