El jersey navideño de Ayuso, el objeto más vendido en la historia de la tienda del Metro


Se sale de la boca de medida, cualquiera, y aparece la castañera con su horno de butano y el calorcillo de sus frutos al flanco de papeles con noticiario de antaño de ayer. Lo que sí, es que al viandante, hasta hace tres minutos cómodo viajero, lo invade una aliento de éter frío que se mete en las túrdigas.

No valen las capas diferentes de ropa, que en estos días está haciendo un helor de los que no se tiene más retentiva que tras la Filomena. Y conviene arroparse. El viajero abandona la época, nota bajo sus pies el crujido de la sal, del hielo. Quizá haya usado el tren de la Navidad, con su ‘horror vacui’, que recorre las líneas 6 y 12. Mas en la calle el derrota del boreal revela la sinceridad del tiempo en el que estamos.

Evidentemente, el suburbano, y no siendo Madrid una ciudad precisamente nórdica, goza no sólo de una vida cálida bajo el suelo; además ha puesto de moda una trayecto de ropa invernal. Limitada, eso sí en productos, pero los productos adecuadamente que vienen en estas jornadas. El objeto de marras es el pullover navideño de Patrón, del que la Comunidad de Madrid ya ha vendido más de 1.100 suéteres desde que se pusieran a la traspaso el 13 del pasado mes.

Si se fija el comprador en la prenda en cuestión le sorprenderá el estampado fielmente navideño, con trenes y rombos y con existencias en varias tallas, colores rojos y azules, y un precio de 24,95 euros. Fabricado en un material, asegura la web www.latiendademetromadrid.com, «100 % acrílico», o, lo que es lo mismo, con el tacto cálido que tienen que tener estas prendas.

A salvo, el pullover ha frecuentado el récord del ‘mercado’ corporativo del Patrón desde que éste echara a tocar en 2012. Su operación, adicionalmente de por Internet, es posible en los puntos oficiales de las estaciones de Plaza de Castilla y Sol.

Sorprende, además, que la veterano parte de las adquisiciones procedan de Cataluña, Comunidad Valenciana, Andalucía, Castilla-La Mancha y, lo que es más excéntrico; de Portugal, Alemania o Letonia. Poco que da visibilidad al Patrón al otro lado y aquí de nuestras fronteras.

A salvo, la fiebre navideña de objetos relacionados con el mentado transporte divulgado abre un paipay de objetos tales como adornos para colgar en el árbol, o el rombo de la compañía con el nombre que se quiera. Eso en lo meramente relacionado con estas fechas: el catálogo consta de tazas, fundas para portátiles, cargadores de medida, un tren de madera con los edificios en materia sostenible más reconocibles de Madrid o un kit de niño similar al utilizado por los operarios de mantenimiento.

Consígnese además menaje para el hogar, desde delantales con el plano de la red estampado, a cojines con el mismo motivo, o, incluso, vasos de termo para apoyar la temperatura del café.

A salvo de mercadotecnia puramente del funcionamiento de los trenes, como una sección flamante de vía, con las manchas del paso del tiempo y de los vagones para un uso vistoso como pisapapeles, se pueden lograr lamas de diversas estaciones. Ya hace dos abriles, las piezas originales retiradas de los túneles se agotaron prácticamente en 24 horas.

Por tener, hay hasta collares o comederos de perro, si adecuadamente uno de los sectores más demandado en este mercado del Patrón es el intelectual. Admisiblemente los catálogos fotográficos o las publicaciones, entre ellas ilustraciones de Paco Roca, que han ido celebrando los distintos aniversarios.

En definitiva, una marca, la de Patrón, que puede estar en lo más ordinario: un pullover, una taza de té o un exclusivo lapicero de carboncillo. Todo un feria y de todo un poco; casi como en botica. El feria del Patrón por Navidad.

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *