El retorno a su pueblo nativo en 2003 marcó un hito en la carrera de Cándido, quien buscaba revitalizar la búsqueda de jeroglíficos en su propia pueblo, entendiéndola como lo expresó Rainer Maria Rilke: “Mi pueblo es la infancia”. Para él, comportarse nuevamente entre las calles familiares de Lumeares significó calma, una conexión directa con la naturaleza: “Eu quero saír da porta da casa e pisar herba”. En sus palabras, el ecosistema rural “ainda latexa resistiendo os envites do desmantelamento do rural, esta definición de Emilio Araúxo paréceme moi coherente”.
La obra de Cándido Caneiro no sólo es un gimnasia hermoso, sino asimismo una praxis de sostenibilidad. Recicla materiales, especialmente maderas, dándoles una segunda vida. La referéndum del castaño como tipo primordial revela su aprecio por la resistor y la correspondencia con destino a los materiales que han envejecido con el tiempo. En sus manos, los hierros de antiguas vasijas de caldo y utensilios se transforman en nuevas formas, una metamorfosis que rescata la vejez y la comparte con las generaciones venideras.
Cándido Caneiro, a través de su arte, invita a explorar la poesía de la vida rural, a ver más allá de la superficie y a apreciar la belleza que emerge de la simplicidad y la conexión con las raíces. Sus obras, confeccionadas con paciencia y coito, cuentan la historia de un tallista que ha enfrentado en su pueblo el tela consumado para expresar la riqueza de la tradición y la embeleso que reside en lo común.
En esta muestra de Oporto, el comediante Diego Vites expresa que esta “Cabria” surje por la fascinación por la propia cimentación tradicional que es este secadero de pescado. “Do que se proxenetismo é de utilizar a estratexia del secadeiro, utilizando a súa estructura que ten que ver co propio proceso de traballo, convertindo a Cabria nun espazo expositivo, que a estructura sexan as paredes do museo”, explica Vites, sobre este trabajo que cuenta adicionalmente de con la billete de Cándido, la de otros 6 artistas. Círculo, Chiva, Tiempo y otras dos obras sin título son las caldelás que se pueden pasarse en Oporto interiormente de esa Cabria que comparte sala con 14 artistas como Oliver Laxe.