Daniel Sancho: Los escenarios del crimen del hijo de Rodolfo Sancho: de la habitacin B.6 al fondo del mar


el muelle de un isla pensada para el turismo los 365 días del año Es como una centrífuga de energía y emociones que liberan tanto los que desembarcan como los que regresan al barco con una maleta cargada de recuerdos. Hay otros que directamente deciden no irse. Se forman largas colas a diario en la comisaría local para renovar los visados. Algunos amenazan con convertirse en nómadas digitales. Y hay quienes, aprovechando las oportunidades que ofrece la jolgorio inamovible en un entorno tropical repleto de cocoteros y con 30C todo el año, hacen negocios en un inframundo donde llevan desde todo tipo de psicotrópicoshasta afrodisiacos sexuales cualquiera monos vendidos como mascotas. Entonces, como en todo paraíso salvaje, donde el extranjero a veces se cree inmune, ocurren hechos atroces.

El punto de partida de esta historia es el muelle de Koh Phangan, una de las tres islas habitadas en el Golfo de Tailandia. El 2 de agosto, el cirujano colombiano descendió por la siempre concurrida pasarela que baja a una calle repleta de tiendas donde alquilan motos, restaurantes de comida local barata y algunos establecimientos que venden porros de marihuana preliados. Edwin Arrieta Arteaga (44 años). En tierra le esperaba el chef español Daniel Sancho (29 años), hijo del popular actor Rodolfo Sancho, quien ya voló a la isla.

El primero terminará su recorrido por la isla cortado en pedazos que fueron apareciendo en varias playas y en el vertedero municipal. El segundo partirá ayer de la isla, esposado y acusado de homicidio premeditado, ocultamiento y sustracción de partes del cuerpo de su acompañante. Pero antes de acudir a los tribunales y entrar en prisión preventiva, el autor confeso del crimen más bárbaro que recuerdan los vecinos de Koh Phangan acompañó a la Policía a reconstruir el hecho en cada una de las ocho localizaciones clave.

El muelle donde llegó Arrieta fue el primero. Ahí empieza nuestro viaje, también en una moto de alquiler como la que conducía Sancho, recorriendo el mapa un tanto desordenado trazado por los agentes. Los dos puntos siguientes son dos almacenes, uno de materiales de construcción y otro de conveniencia, situados en dos extremos distintos de la isla, donde Sancho compró el 1 de agosto, el día antes de que llegara su compañero, el cuchillo y la sierra que había traído. . para despellejar a la víctima, además de productos de limpieza para no dejar rastro y bolsas de basura para ocultar los restos del cadáver.

No puedo decir nada, no sé qué decir. Mucha gente compra cuchillos y no los usa para amputar. partes del cuerpo de otra persona. Es terrible lo que ha pasado, dice la mujer que trabaja detrás de la caja en una de las tiendas donde compró Sancho. En la isla, la gente local todavía está conmocionada por lo sucedido. Por su parte, los extranjeros, que van y vienen, están en su pompa en la playa y la mayoría no se ha enterado del crimen.

Todos los trabajadores consultados para tomar el pulso al ambiente social tras el crimen, desde empleados de establecimientos hasta taxistas, han seguido cuidadosamente cada nueva historia que fue revelada por las noticias tailandesas, siempre dado a publicar los detalles más espeluznantes de los asesinatos.

No es el primer español asesino que tenemos aquí, dice un hombre que tiene un taller de motos en medio de una de las carreteras que conducen al sur de la isla. Se refiere a un hecho ocurrido en 2020, cuando un catalán de nombre Carlos Alcaiz, viejo conocido de la policía tailandesa por robos de vehículos, mató a puñaladas a un ciudadano chileno en Koh Phangan.

El puesto del vendedor que recuerda el caso Alcaiz nos pilla de camino a encontrar el cuarto punto del mapa elaborado por la Policía, en el extremo sur de la isla, a 45 minutos en moto del hotel donde se alojaba Sancho y donde se encontraba el ocurrió el incidente. asesinato. Es la famosa playa de Haad Rin. Allí, el español arrojó al agua una bolsa negra que contenía Pasaporte y billetera de Arrieta. Es la misma playa donde se lleva a cabo la Full Moon Party una vez al mes, que comenzó como una pequeña reunión de mochileros a fines de la década de 1980 y ahora se ha convertido en un megaevento de renombre internacional que atrae a decenas de personas. de miles de visitantes de todo el mundo.

Además, esa fiesta fue la excusa que buscaban la víctima y el verdugo para encontrarse en Tailandia luego de que -según declaró la familia del colombiano a medios tailandeses- un año de relación, algo que Sancho negó el domingo en declaraciones a EFE. Estaba obsesionado conmigo, dijo el chef, que volvió a hablar el lunes justo antes de ser trasladado a un tribunal de la vecina isla de Koh Samui, en el sur del país, donde el juez ordenó su encarcelamiento inmediato.

Colaborar en lo posible, dijo Sancho, que tiene por delante un largo calvario judicial en un país con un código penal que incluso contempla la pena capital en los casos de homicidio, aunque suele conmutarse por cadena perpetua, o castigarse directamente con la pena privativa de libertad. una pena de prisión de entre 15 y 20 años.

La última ejecución de un preso en el país del sudeste asiático se produjo en 2018. EFE ha podido confirmar que la familia de Sancho ha contratado un despacho privado para defender al joven. La estrategia a seguir por la defensa será solicitar una extradiciónbastante inviable porque Tailandia apenas tiene acuerdos bilaterales en este sentido con un puñado de países, y España no se encuentra entre ellos.

Volviendo al mapa de la isla del crimen, el quinto punto que visitaron el español y los agentes, y el menos fijado de todos, fueron los contenedores donde Sancho arrojó las bolsas con los restos de Arrieta en la madrugada del 3 de agosto. Estos últimos apareció en la planta de relleno sanitario municipal. Fue difícil reconstruir con el autor la ubicación exacta de los contenedores porque era de noche, estaban ubicados a ambos lados de una de las carreteras de la isla y Sancho iba en una motocicleta.

El sexto punto es el más importante de todos: escena del crimen. La Policía llevó al joven a la habitación que estaba reservada a su nombre en el Haad Salad Villa, el hotel donde fue descuartizado Arrieta. Un canal de televisión tailandés informó que cuando llegaron al lugar, acompañados de un traductor, Sancho se derrumbó y empezó a llorar. Los investigadores tuvieron que esperar 40 minutos para que el acusado recuperara la compostura.

Esta zona siempre ha tenido la reputación de ser la más tranquila de la isla. Los turistas que buscan tranquila y sin fiestaVienen a Salad Beach. Por eso es aún más impresionante que haya ocurrido un crimen tan macabro.

La oradora es la Sra. Pui, gerente de uno de los complejos de bungalows que rodean la playa. Son baratos, entre 12 y 40 euros la noche. Ella, que este lunes respiraba un poco más tranquila tras un fin de semana donde la policía prácticamente había acordonado este rincón del noreste de la isla, es quien nos conduce al lugar, que sigue teniendo un mes completo de reservas a pesar de la crimen reciente.

Es la habitación B.6. Allí el español descuartizó al colombiano, dice la mujer. Todo sucedió detrás de esa puerta. Tras llegar en moto y entrar en la habitación, el chef le dice al cirujano que su relación tiene que terminar, que ya no aguanta más la presión y el acoso al que es sometido. Arrieta, enojada, se opone y agarra al español por las muñecas, tratando de obligarlo a tener relaciones sexuales. Sancho se levanta inmediatamente de la cama. Arrieta lo sigue hasta la puerta del baño. Es entonces cuando Sancho cierra enojado la mano izquierda y le lanza un puñetazo en la cara a Arrieta, que se balancea hacia atrás, acabando golpearse la cabeza contra el borde del fregadero. El colombiano, que sangra mucho, intenta levantarse para forcejear con Sancho, mordiéndose el brazo izquierdo y rascándose la espalda. El español, tras escabullirse, agarra la cabeza de Arrieta y la vuelve a estampar contra el fregadero. El médico vuelve a caer al suelo, pero esta vez no se levanta. Sancho cree al principio que ha perdido el conocimiento.

Un charco de sangre comienza a extenderse por el suelo de la habitación. Sancho está agotado. Camina por la habitación. El está nervioso. No sabe cómo reaccionar ante el dramático desenlace de la pelea. Le toma hasta una hora darse cuenta de que Arrieta está muerta.

La reconstrucción de Sancho con la policía continuará con una confesión que los llevó a la playa a pocos metros del hotel, donde el chef había comprado un kayak. Con él remó unos 600 metros mar adentro para arrojar más partes amputadas de su víctima.

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