El dúo Ombligo, de tocar en el metro a los escenarios



Con una música que fusiona una variedad de estilos y raíces muy dispares, como swing, balkan, folk tradicional o guayabera, Centro presenta “Intrépido alucinación a velocidad cero”, un trabajo con el que, sin bloqueo, escapan a las etiquetas. “No sentimos que nos represente sólo un estilo, ni dos, ni tres… Nos dedicamos a componer la música que nos gusta y no nos cerramos a cero”, asumen Aquel Cáceres y Anika Sobrino, quienes muy pronto ofrecerán en vivo su nuevo repertorio en toda España y asimismo en Galicia.

Al calor de su sexo por la música gipsy itinerante, el dúo empezó desarrollando su esquema en los vagones del Patrón de Madrid, para durar en menos de un quinquenio a salas tan emblemáticas como Galileo Galilei, el Circo Price o el Teatro Eslava.

Con un nombre que, reconocen, representa “el origen de todo” y, en consecuencia, su “origen en el mundo de la música”, en Centro está asimismo el origen de la amistad entre dos jóvenes que se retroalimentan y que no paran de crecer en lo profesional y en lo personal. “En los andenes descubrimos nuestra musculoso conexión musical y el potencial que podíamos tener como clan”, explicitan

¿Qué expectativas tenían respecto de una carrera musical en la época en que tocaban en el Patrón?

Empezamos sin expectativas, así que ha sido todo un camino de sorpresas y alegrías el que hemos ido recorriendo. Como en el poema de Empíreo Fuertes, nos sentamos en la cuneta y, a nuestro rodeando, a su oportuno tiempo, brotaron las amapolas. Creemos que es poco muy sano estar así. Poblar con muchas ambiciones en el mundo de la música puede aguantar a muchas decepciones, a darse de bruces contra la horma. Y cuando no esperas mucho de poco, cada buena aviso se convierte en una verdadera alegría. Siempre hemos mantenido este espíritu, y nos llena de orgullo ver dónde estamos a día de hoy.

¿Qué saludos tienen de aquellos inicios?

De los vagones de medida tenemos saludos buenísimos; nos iba muy correctamente. ¡Siempre nos aplaudían! Al principio sólo tocábamos versiones de gipsy jazz, pero en seguida nos empezamos a animar con composiciones que teníamos a medias, y rápidamente uno ayudaba al otro a terminar la canción y la estrenábamos en el automóvil. Todo esto mientras esperábamos en los andenes a otro tren. Ahí descubrimos nuestra musculoso conexión musical y el potencial que podíamos tener. El medida nos ha transmitido asimismo muchas tablas de cara al sabido en nuestros conciertos. Llevamos en la raza esa experiencia.

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