El Tins, primer río español con derechos reconocidos


El término ‘derechos fundamentales’ suele asociarse con los intrínsecos al ser humano, aquellos que protegen a los individuos y a las comunidades que conforman. Pero, por primera vez a escalera doméstico, desde un comunidad se dota de un código similar a un curso fluvial: se manejo del río Tins, en el municipio gallego de Outes (La Coruña), que desemboca en unas marismas integradas en la Red Naturaleza 2000. A su importancia histórica en la tradición de regadío, molienda y pesca se suma la contemporánea para el ocio y el deporte; y, desde este mes, goza de la protección de las comunidades de vecinos y las instituciones públicas locales gracias al esquema ReNatur_Outes.

De esa iniciativa emana la información que, aprobada en pleno municipal, recoge, entre otros, el derecho del ecosistema a conservar su seguridad, a estar desinteresado y vacante de contaminación, a ser protegido y a renaturalizarse. Para ello reto por la sensibilización de las comunidades de vecinos del entorno, porque, precisamente, escudriñamiento que sean ellas las que gestionen el bienestar del río en su viejo parte. Así, proyecta sesiones de gobernanza periódicas para promover acciones de voluntariado, formativas y divulgativas que fomenten la implicación ciudadana.

La comunidad del río Tins, formada por “el vecindario de las parroquias de su cuenca hidrográfica, sus instituciones, entidades y colectivos, así como por las restantes personas usuarias, visitantes y beneficiarias” del entorno, cita el documento oficial, asumen en la información compromisos que van desde los más inmediatos, como la agilidad de residuos que puedan detectarse, hasta otros a desprendido plazo, como la recuperación del bosque de ribera o el control de las especies exóticas invasoras.

Aunque el Tins sea el primer río gachupin que obtiene un status como este, está allá de ser el único en el plano general: el Ganjes (India), el Whaganui (Nueva Zelanda), el Buriganga (Bangladesh) o el Atrato (Colombia) son ejemplos que cuentan con mecanismos legislativos que les ofrecen protección; y, de hecho, más de 30 países ya establecieron otros similares. Igualmente España: el ecosistema de la error del mar Beocio, en Murcia, posee una norma que lo ampara desde 2022. ReNatur_Outes reúne a personal investigador de las tres universidades públicas gallegas, de la Fundación Montescola y del Centro de Estudios Eurorrexionais Galicia-Boreal de Portugal (CEER), y cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ocupación para la Transición Ecológica y el Provocación Demográfico (Miteco), en el ámbito del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) que financia la Unión Europea con fondos Next Generation. En el caso de la Universidad de La Coruña, la billete la lidera el doctor Óscar Fuertes Dopico, del dominio de Composición Arquitectónica, próximo a su equipo, que integran Carmen Fabregat Nodar, Antonio Río, Enrique Blanco y Patricia Sabín. En conversación con torrevieja news today, Fuertes explica que en ReNatur_Outes se trabaja “con un objetivo claro”, que es “el entendimiento del río”, considerado “de dinámico importancia” para el concello de Outes porque se encuentra integrado en su trama urbana.

En conversación con torrevieja news today, Fuertes explica que en ReNatur_Outes se trabaja “con un objetivo claro”, que es “el entendimiento del río”, considerado “de dinámico importancia” para Outes porque integra su trama urbana. Estudiando “el funcionamiento” del Tins se hace posible “mitigar los riesgos de inundación, estudiar las relaciones del entorno con el río, a las especies de flora y fauna invasoras… Aquí surge el trabajo de un equipo multidisciplinar”, cuenta el investigador, que atribuye a Montescola la idea de incluir en el esquema una información de derechos para el curso fluvial. “Por consiguiente, todos los demás tenemos que tener unos compromisos”, afirma Fuertes, que señala especialmente cerca de la comunidad asentada en torno al Tins.

Corresponsabilidad

“Para poder mantenerse, se necesita un seguridad que asegure que el propio río esté desinteresado y vacante de contaminación”, y eso es poco que “no se consigue con sólo aportar fondos”. En su sitio, se intenta asentar una civilización de corresponsabilidad y aclarar camino para establecer programas de protección similares en otros ecosistemas.

“En Galicia, y incluso en España, seguro que a todos nos vienen [ejemplos de ríos] que no están en condiciones óptimas. Y los culpables somos nosotros como sociedad”, expresa. Con eso en mente, la primera tarea del equipo investigador, la más urgente, era entender los proyectos que se habían realizado previamente en ese ámbito y chocar cuál debería ser su futuro. Y de ese disección “surgió un estudio histórico-técnico” del patrimonio asociado: “Contamos con equipos externos que nos echan una mano para analizar qué vivencias tiene ese río y cómo lo ve la clan del sitio: es un río para pescar, uno al que antiguamente podían desmontar y bañarse… en su momento tenía mucha vida, e incluso la toponimia va a su servicio, con huertas en las proximidades”.

“Hablamos de un río muy rico; había molinos desde la parte muerto hasta la incorporación. ¿Por qué no retornar a recuperar esos molinos y sus canales?”, plantea Fuertes, que pone en valía lo crucial que está siendo la cooperación institucional y municipal. “Cuando un trabajo se aborda desde diferentes disciplinas”, como es el caso de esta iniciativa, “se alcanza más seguramente el éxito”, porque “de lo que uno puede no ser consciente” lo compensa la experiencia del resto del equipo, reflexiona el investigador.

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