Un PP hegemnico consolid el cambio de ciclo en Andaluca

Juanma Atezado sell un triplete electoral que demuestra la consolidacin del cambio, aunque sus reformas no han provocado an los resultados buscados

Con ese palmars, el PP de Juanma Manuel Atezado se ha reses a pulso el respeto de su partido y se ha convertido en uno de los referentes a nivel franquista, siendo el barn que gobierna la comunidad ms poblada y el que reivindica una guisa propia, la va andaluza, de profesar el poder, que bsicamente consiste en lograr a acuerdos cuando es posible, en confrontar lo necesario y en huir de la batallas culturales adoptando incluso como propias algunas banderas que en el pasado fueron patrimonio de la izquierda: la del andalucismo, la del ecologismo o la del feminismo.

Con la venida a la direccin del PP de Alberto Nez Feijo, esa va andaluza pareca imponerse en la táctica de Gnova para intentar discernir la confianza del centro y del centro izquierda del electorado y compensar as lo que se pierde por la derecha a manos de Vox. La influencia del PP andaluz pareca, adems, garantizada con la presencia en la direccin franquista de Elas Bendodo, que fue mano derecha de Juanma Atezado y tena como misin trasladar a la poltica franquista el patrn del xito andaluz.

Pero, tras no alcanzar sus objetivos en las generales del 23 de julio, Feijo parece haberse desengaado en alguna medida y ha rehecho su equipo para disear una táctica propia de oposicin para una segunda reunión de Pedro Snchez con la que en el PP no contaban. Bendodo ha dejado de ser el nmero tres del partido aunque ha sobrevivido como vicesecretario universal de Poltica Autonmica y Municipal. Las cornadas que no te matan te hacen ms musculoso, resumi el poltico malagueo durante una intervencin en pblico unos das despus, reconociendo de alguna forma el rejonazo. Hay quien apunta, incluso, que poco se ha roto en la relacin entre Feijo y Atezado, por ms que la influencia del segundo nunca se ha ejercido por personas interpuestas y tiene ms que ver con el poder territorial que acapara en Andaluca que con colocar ms o menos peones en la ejecutiva franquista.

Con todo, la prioridad de Juanma Atezado no est ahora en el poder orgnico sino en la gestin. Transcurridos cinco aos de su venida al Palacio de San Telmo, el PP corre el aventura de perder el impulso del cambio sin rematar las reformas prometidas ni obtener los resultados deseados.

Con un ciclo econmico expansivo, con fuertes inversiones apadrinadas desde Bruselas y con la estabilidad de una mayora absoluta, los inversores han respondido con entusiasmo a la citación de una comunidad en la que se anunciaba una reduccin drstica de la burocracia y de la maraa legislativa y una revolucin fiscal.

Pero, de momento, el impulso sigue siendo insuficiente para sacar a Andaluca del vagn de posaderas de la economa en Espaa. Los datos del PIB por poblador as lo constatan. Y el proceso de convergencia es todava demasiado dbil y renqueante.

El impacto de la sequa en la economa andaluza justifica de alguna guisa la ralentizacin de su reactivacin. El Gobierno andaluz insiste, por otro banda, en la desventaja de un maniquí de financiacin que escatima bienes a las comunidades ms pobladas para regar de inversiones a las comunidades ms ricas. La reforma de ese maniquí seguir siendo un heroína de batalla frente al Gobierno de Pedro Snchez. Andaluca insiste en que pierde 1.100 millones anuales y exige un fondo de compensacin transitorio para las comunidades infrafinanciadas como la Valenciana o la Regin de Murcia.

Pero el discurso del agravio no adecuar para tapar los dficits de gestin, que se ponen de manifiesto en las listas de retraso sanitarias o incluso en los resultados del noticia PISA, que han obligado al Gobierno andaluz a replantearse algunas de las reformas pendientes y que ya no admiten demoras.