Etimológicamente el nombre amanita deriva del difícil amanitos u “hongo del monte Amano”, en la Turquía asiática, donde parece que su presencia era rico en la decadencia. Incluso puede derivar del difícil amanítai, apelativo con el que los griegos designaban a los hongos. El epíteto, muscaria, deriva del latín muscarius, término que hace remisión a la capacidad que posee este hongo para “paralizar o matar insectos, como las moscas”, al entrar en contacto con las sustancias tóxicas que contiene.
Es una seta fácilmente identificable por su vistoso y resultón color. Su sombrero, inicialmente esferoidal, carnoso y consistente, va cambiando de forma con el tiempo, pasando a ser semiesférico y finalmente plano convexo. Puede alcanzar hasta los 25 centímetros de diámetro. Posee una cutícula de color rojo grana, fácilmente separable del sombrero, que a medida que madura va adquiriendo una coloración anaranjada. Sobre ella se encuentran numerosos puntos blancos, a modo de escamas o verrugas, que no son otra cosa que los restos de un velo que cubre inicialmente todo el hongo. Las láminas del himeneo, generalmente blancas, desiguales e independientes, constituyen la parte fértil del hongo, ya que portan las esporas incluso blancas y ovoides. Su pie es cilíndrico, tumefacto en la cojín, de color blanco, con superficie escamosa y fácilmente separable del sombrero, pudiendo alcanzar hasta los 20 centímetros de prestigio. Presenta un anillo amplio, membranoso y persistente, con el borde levemente teñido de amarillo. Crece solitariamente, sobre todo a finales de verano, otoño e incluso principios de invierno, en bosques de coníferas tales como pinos, cedros o abetos, y incluso de árboles caducifolios tales como hayas, robles o abedules. Su olor es suave y su sabor es más correctamente dulce.
Se le considera una especie tóxica y con enseres alucinógenos, produciendo visiones similares a los enseres del LSD. Su ingestión puede producir adicionalmente mareos, repulsa, vómitos, diarreas, espasmos musculares, somnolencia, estado de confusión e incluso coma, llegando a producir la asesinato si es consumida en cantidades abundantes. Estos enseres se deben a la presencia en su composición química de gran cantidad de alcaloides, entre los cuales la muscarina, principal responsable de las mencionadas consecuencias no deseadas. Por todo ello, no se aconseja nunca el uso de este hongo para el autoconsumo. En micología es siempre importante no arriesgarse
Las referidas propiedades psicoactivas se conocían ya en la decadencia, pues venía utilizado en rituales religiosos, tal como ya testimonian pinturas rupestres del Paleolítico. Asimismo, los chamanes de la Rusia siberiana lo utilizaban para conquistar un estado de trance. En 1256 San Alberto Egregio hace remisión a este hongo en su obra “De vegetabilibus et plantis”, citándolo como hongo de las moscas.
La Amanita muscaria establece con las raíces de los árboles asociaciones simbióticas, de gran importancia desde el puto de pinta ecológico, favorables para la buena sanidad de los bosques en que habita. Es característica de esta especie acumular metales pesados como el vanadio y el cadmio en sus cuerpos fructíferos, así como otros fundamentos como el potasio, el magnesio, etc. Tradicionalmente, es la seta que aparece en los grabados de las fábulas y los cuentos infantiles, motivo por el cual se le conoce incluso como seta de los enanitos.
Las Amanitas presentes en Galicia son numerosas. Entre otras se han identificado la Amanita beillei de láminas color rosa salmón en su lozanía; la A. boudieri; la A. caesarea, llamamiento amanita de los Césares o reina, por ser una de las setas más apreciadas por los emperadores romanos; posee una cutícula de color anaranjado y un anillo y láminas de color dorado que le confieren una belleza singular; muchas la consideran la amanita comestible por excelencia; al estropearse desprende un olor parecido al de los huevos podridos; la A. citrina; la A. gemmata o amanita dorada; la A. echinocephala; la A. gilberti; la A. gracilior; la A. junquillea; la A. ovoidea o amanita blanca, de porte robusto y anillo algodonoso; la A. pantherina o amanita cenicienta; la A. phaloides, conocida incluso como amanita de la asesinato, toronja mortal, mataperros o seta del diablo, posee una cutícula de color oliváceo; es muy tóxica; su textura esponjosa y su agradable olor puede dar circunscripción a confusiones; la A. rubescens o amanita del morapio, con un himeneo manifiestamente enrojecido con el paso del tiempo; la A. solitaria; la A. spissa; la A. vaginata o amanita cenicienta estriada; la A. valens; la A. verna o amanita de primavera o cicuta blanca que es mortal; y la A. virosa o amanita maloliente, incluso mortal, con un olor musculoso y desagradable.