El regreso de Puigdemont y las urnas anticipan un 2024 intenso en la esfera política


Si 2023 se convirtió en uno de los abriles políticos más intensos de la democracia, su sucesor en el calendario anticipa además un detención voltaje, pues encima de los tres procesos electorales previstos –Galicia, País Vasco y Europa– se demora que la aprobación de la ley de gracia desemboque en el regreso de Carles Puigdemont a España. Una envés muy distinta a la que durante abriles pregonó el Gobierno, pues no lo hará con prisiones para rendir cuentas con la probidad sino en decisión y con el conocido bueno del coetáneo Ejecutante. Imagen que marcará el año político y que influirá de forma decisiva en esos tres procesos electorales, que podrían ser cuatro si Pere Aragonés, coetáneo presidente de Cataluña, decidiera avanzar las autonómicas unos meses y llevarlas a finales de 2024. Fin de fiesta para un año que se anticipa intenso, con la posible reforma del Consejo Genérico del Poder Legislativo (CGPJ) en el horizonte.

Por primera vez en los últimos siete abriles, Puigdemont se tomó las uvas con la seguridad (casi plena) de que en solo unos meses podrá retornar a casa. El líder de Junts, fugado de la probidad española en 2017, vislumbra su regreso tras conquistar lo impensable. Lo que era una quimera para todos –incluidos los dirigentes del PSOE– hasta las elecciones generales del 23 de julio. Aquel día todo cambió y meses luego, Junts obró el fenómeno. Un pacto con el PSOEde Pedro Sánchez para aprobar una ley de gracia que exonere a los líderes del ‘procés’ de toda responsabilidad penal por la preparación y ejecución del referéndum ilegal en Cataluña. Acuerdo que, si no hay imprevistos durante la tramitación de la ley, desembocará para él en un 2024 adecuado. De nuevo en casa y con la hoja de servicios intacta. Preparado para retornar a poner en alerta al Estado, como ya ha dejado vislumbrar su portavoz en el Congreso, Míriam Nogueras.

Para parar todo lo posible ese regreso de Puigdemont, el Partido Popular quiere utilizar su mayoría en el Senado, que ha redoblado su protagonismo en los últimos meses y que aspira a ejercitar de dique contra los desmanes del Gobierno. Será la Cámara Entrada la encargada de exigir informes y opiniones a expertos en la materia con el objetivo principal de tocar la atención de Europa, único flotador que los populares ven factible para frenar la gracia.

En el continente, precisamente, estará además una de las citas importantes del año. Las elecciones al Parlamento Europeo –en junio de 2024– servirán para transmitir la política de pactos del PSOE tras el 23J, pero además para conocer si Ciudadanos logra algún tipo de representación tras su abandono en las generales del pasado verano.

Los naranjas decidieron no presentarse a los comicios en España para reinventarse con tiempo tras el fracaso de las municipales y centrar sus esfuerzos en esta cita electoral. Un todo o carencia que podría confirmar el fin del partido que lideró en su momento Albert Rivera y que llegó a coquetear con su presencia en el Gobierno de la nación.

Por otra parte de las elecciones europeas, en el año 2024 se celebrarán comicios autonómicos en Galicia –fijados ya para el 18 de febrero– y en el País Vasco, previstos para el primer semestre. Cita con las urnas que pondrá a prueba la hegemonía de Feijóo y del PP en la comunidad gallega, donde llevan gobernando ininterrumpidamente desde que el coetáneo líder del partido aterrizó en la Xunta, allá por 2009. Las primeras encuestas dan la mayoría absoluta a Alfonso Rueda, su sucesor en el cargo, pero la alianza del BNG y el PSOE buscará remontar puestos en las próximas semanas, a la demora de que Sumar y Podemos aclaren sus posiciones.

Habrá que esperar para conocer el futuro político del gobierno en el País Vasco, cuyas elecciones podrían caer el coetáneo sistema de alianzas que ha llevado a Pedro Sánchez hasta La Moncloa. PNV y Bildu pugnarán por colocar a sus candidatos como el próximo lendakari y para ello necesitarán, previsiblemente, el apoyo de los socialistas. Un PSOEque ya ha dicho que no hará presidente vasco al representante de los de Otegi, pero además dijeron que no harían corregidor de Pamplona a Joseba Asirón, responsable de ese consistorio desde el pasado 28 de diciembre gracias, precisamente, al PSOE. Las elecciones vascas serán además un test para comprobar el crecimiento del PP en la región luego de la puesta en marcha de la gracia.

De los retos políticos que quedaron sin resolver el pasado año –que llevan pendientes desde 2018–, la renovación del CGPJ es la que más preocupa a Europa.

Para desbloquear ese asunto, Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo se reunieron el día 22 de diciembre en el Congreso de los Diputados, aunque la única muestra de entendimiento entre las dos grandes formaciones políticas del país que salió de ese cónclave fue la reforma del artículo 49 de la Constitución.

Examen para Abascal

Disminuir la crispación entre PP y PSOE es otro de los temas pendientes de la política española. Enfrentamiento que está alcanzando la calle y que tiene su refleja en el día a día de los ciudadanos. Como las manifestaciones diarias en la sede de Ferraz, donde la última indeterminación del año vivió un nuevo capítulo de violencia con el ahorcamiento de un muñeco que representaba al presidente del Gobierno.

Concentraciones que desde su inicio, hace más de 40 días, estuvieron auspiciadas por Vox y su líder, Santiago Abascal, que llegó incluso a participar en alguna de esas manifestaciones.

Para la formación derechista, 2023 fue un año convulso. No solo por su pérdida de representación en el Congreso, donde perdió 19 escaños respecto a 2019, sino por las horizontes inesperadas de miembros importantes en la estructura. Para afianzar su liderazgo, Abascal se someterá al recuento interno de su partido, en una Asamblea prevista para el mes de marzo en la que todavía se desconoce si tendrá enfrente alguna candidatura con opciones de derrocarle. Algunas voces críticas habían situado a Iván Espinosa de los Monteros, que abandonó la formación por motivos personales, en la carrera por la sucesión de Abascal, pero no parece que el exportavoz vaya a optar por ese camino.

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