Triufé (Zamora) ha celebrado con el Año Nuevo la mascarada tradicional de los Visparros, recuperada hace una división, tras más de primaveras olvidada. Los Visparros y las Vieyas, adyacente con la Filandorra y el Futuro, desfilaron por las calles de la entrada sanabresa, con la décimo de vecinos y visitantes de todas las edades.
La fiesta fue organizada por los propios vecinos de la entrada, a los que se le sumaron otros de localidades vecinas como Ferreros de Sanabria, Puebla de Sanabria y Castellanos.
Los Visparros, que fueron acompañados por las Vieyas, con su cara tapada con una máscara de labor, vistieron sus trajes formados por farrapos (ropas viejas) y, sobre ellos, telas rojas en la cintura, polainas en las piernas y la máscara roja. Incluso llevan unas sogas cruzadas en el pecho y la espalda de donde cuelgan los chocallos, como se denominan los cencerros en la zona.
«En ocasiones, los Visparros persiguen a los asistentes y les tiran cernada que llevan en caldeiros, pellizos de castañas y lampazas. Manchan a las personas con un tizón de urz a posteriori de darles el propina que, tradicionalmente era comida; durante los últimos primaveras, huevos», describe el presidente de la Asociación Criosanabra y descendiente de Triufé, Daniel Boyano.
Algunos visparros llevan cabezas de vacas con las que envisten a los asistentes. Toda la celebración forma parte de un ritual de purificación durante el solsticio de invierno.
«De esta forma, queda consolidada esta mascarada internamente del noroeste peninsular. Otro ejemplo más en el cual se demuestra que la civilización rural todavía tiene vida y fuerza. Para su recuperación, ha sido secreto la colaboración de varias vecinas de Triufé y la Asociación para el Estudio de la Montaña Criosanabria», ha destacado.
«Enseñar nuestras tradiciones es una de las claves para la conservación de nuestra civilización. El objetivo es divertirse, disfrutar del ritual, enseñar y estudiar a conocer, a entender y a respetar las mascaradas de invierno de Sanabria porque no se quiere lo que no se conoce y no se cuida lo que no se quiere», ha concluido.