abrazos, regalos y su comida favorita


Como si fuera un turista más, Santiago Sánchez Cogedor llegó ayer al aeropuerto de Adolfo Suárez Madrid-Barajas jubiloso, repartiendo abrazos y besos entre sus allegados, con regalos para todos. Si no fuera porque está visiblemente más delgado que en las fotos que colgaba en redes sociales de su alucinación solidario a pie de Madrid a Qatar, nadie diría que acaba de poner punto final a una pesadilla que ha durado quince meses, los que ha estado encarcelado en Irán, en la prisión de Evin, luego de ser detenido en Saquez, cerca de la tumba de Mahsa Amini, la fresco de 22 abriles que murió tras ser arrestada por transigir mal colocado el velo. «No me lo creo, qué duro y qué amplio ha sido todo. No sabemos lo afortunados que somos por sobrevenir nacido en España», afirmó carencia más demorar a la terminal, tras dar un primer achuchón a algunos de sus amigos y a sus padres.

Entre el escaso equipaje que ha traído Pambu -como le llaman sus amigos- a España están las tallas de madera que hizo en la prisión, un pasatiempo que, unido con el deporte y la repaso, le han ayudado a sobrellevar estos largos meses de incertidumbre. Incluso trajo con él un ‘diploma’ que le entregaron sus antiguos compañeros, los presos más veteranos de la prisión de Evin: «Has apto el examen de la vida. El pueblo iraní te quiere», concluyó.

Desbordados por la alegría del recuentro, sus familiares solo podían celebrar que «la pesadilla había rematado por fin». Santi, tras realizar unas breves declaraciones a los medios, pidió tiempo para estar con los suyos. En casa, explicó Celia Cogedor, le esperaba un festín de verduras, «que le gustan mucho porque él es muy sano», y pescado, «porque no ha comido mucho por allí». Otra cosa, relata, es que la emoción les permita engullir. Ella, de hecho bromeó diciendo que se iba a ir derecha a la cama, porque estaba «agotada».

Seguir ayundando a los demás

Sobre los planes futuros de su hijo, Celia solo tiene claro que piensa seguir caminando. «Para mi desgracia», aclaraba entre sonrisas. «Creo que el ulterior destino será África», explicaba su progenitora, aunque el propio Santi bromeaba minutos luego diciendo que lo primero que hará será «preparar un alucinación a Irán».

En cualquier caso, afirma Celia Cogedor, a Santi lo que le gusta es «hacer el perfectamente y la naturaleza», adicionalmente de animar a la familia a que dedique tiempo a los demás. De hecho, su hijo le dijo que utilizaría todo el sufrimiento para seguir ayudando al próximo, como ha tratado de hacer hasta ahora. «Con una tienda de campaña y el éter escapado tenemos suficiente. Él no necesita prácticamente carencia para morar», sentencia Cogedor.

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