Ourense, el reino del godello



 

En este contexto no es casualidad que el cultivo de la uva godello se encuentre en grado de expansión. Es la única con la que se elaboran monovarietales en las cinco denominaciones de origen. En 2023 fue la segunda variedad más cultivada en Galicia, con 11 millones de kilos, diez de los cuales fueron recogidos en la provincia de Ourense, donde hoy día ya ocupa la primera posición.

¿Dónde está el origen de todo este éxito? Hoy día todas las regiones vinícolas gallegas, y además el Bierzo, reivindican el godello. Pero el punto de partida arrancó en Valdeorras, hace cincuenta primaveras, cuando Horacio Fernández Presa puso en marcha el plan Revival desde la oficina comarcal de Extensión Agraria en O Barco. Con aquel software se recuperó una variedad que estaba casi extinguida, a partir del patrimonio vegetal que existía de entre las cepas más viejas que habían resistido el paso de la filoxera a finales del siglo XIX y el de los vinos a abundante a saco de palomino y alicante a lo dadivoso de más de siete décadas. “Esa historia que hay detrás ha asegurado que tengamos los mejores clones de godello que existen en el mundo y si a ello sumamos la gran desemejanza de suelos, con pizarras, granitos, arcillas, cantos rodados, calizas”, explica Santiago Pérez Espino, técnico del Consejo Regulador de Valdeorras, “hemos conseguido conjugar los ingredientes que aseguran unos vinos extraordinarios, siempre cien por cien godello”.

Cristina Murga es enóloga y fue la pionera en la elaboración de espumosos de godello. En 2003 salió al mercado Danza, 3.000 botellas de un brut hecho en la bodega Galiciano, hoy desaparecida, que se adelantó una lapso a la salida de los espumosos gallegos. Cristina atribuye el éxito del godello como caldo no solo a las características del suelo, los microclimas que conviven en Valdeorras, y a la propia variedad. Además al divisor humano. “Esto no sería posible sin los pioneros como Horacio Fernández, los hermanos Guitián y todos los que lucharon contra corriente hasta conquistar imponer un godello fruto de la recuperación de clones antiguos injertados sobre patrones seleccionados, pero además gracias a visionarios como Telmo Rodríguez y Rafael Palacios que dos décadas posteriormente se asentaron en Valdeorras y han elevado el godello a los niveles más altos en el panorama internacional”. Cristina, seguiría con los espumosos posteriormente de aquella primera experiencia de 2003. “Hoy hemos aprendido mucho y eso se puede ver en Galicia con la gran variedad de espumosos que se elaboran”. Ella sigue defendiendo el godello como materia prima para este tipo de vinificaciones, “porque las características de la uva la hacen más parecida al champagne, mientras que el albariño es más cava. Para mí es la mejor variedad del mundo y eso, sin desmerecer las otras variedades gallegas que son todas de una calidad extraordinario”.

Entre los visionarios a los que se refería Cristina Murga, la bodega de Rafael Palacios cumple vigésimo primaveras este 2024, aunque él llegó antiguamente y pudo comprobar los contrastes climáticos con veranos que podían alcanzar temperaturas tórridas como sucedió en 2003, lo que le llevó a decantarse por viñedos en las zonas más altas. Sus “sortes” pequeñas parcelas que los viticultores habían recibido por herencia a sorteo y que fue reuniendo hasta fusionar 25 hectáreas de viñedo propio y otras merienda en arriendo, se encuentran por encima de los 700 metros sobre el nivel del mar. Eso explica que sus vendimias sean dos o tres semanas más tardías que en el valle pero además que logre unas cualidades únicas. “Es un microclima que me permite conquistar vinos más fragantes, más minerales, con una agresividad más discreta pero más perdurable porque es tartárica”. Su Sorte O Soro consiguió 98 puntos Parker en 2016 y en 2022 su cosecha de 2020 alcanzó la cima con 100 puntos. La cosecha de 2021, con 99 puntos revalida una carrera que lo ha elevado al podio de los mejores vinos del mundo. Vinos que ya tienen asegurada su cesión a pesar de estar por encima de los cuatrocientos euros, convirtiéndose en el caldo gallego más caro del mercado. Rafael Palacios destaca del godello su “carácter gastronómico en el que combina la frescura de los vinos atlánticos con una decano profundidad”, señala Palacios. “Tiene la fuerza del suelo en el que se cultiva”.

Más del cincuenta por ciento del godello cosechado en 2023 en Galicia es de Valdeorras, con 5,7 millones de kilos. Esta región vinícola se ha consagrado prácticamente a este monovarietal y la superficie cultivada sigue creciendo cada año.  La posterior en comba es Monterrei, que ha cubo un libranza importante a su logística productiva en la que los tintos, que tenían una tendencia emergente hace una lapso, han dejado paso al godello. Con 3,66 millones de kilos, además aquí es la primera variedad y el caldo dominante, si proporcionadamente en esta denominación de origen conviven monovarietales, con coupages de godello con variedades como treixadura, albariño y dona branca. La más imberbe de las DO gallegas sigue creciendo y extiende sus viñedos cerca de las laderas no solo como guisa de ampliar la superficie cultivada sino además como guisa de enfrentarse a los género del cambio climático.

En Monterrei conviven la moderna godello con un clon atávico, el verdello, que no tiene nadie que ver con la verdejo castellana. Menos productiva, racimo más pequeño al igual que el fruto, da como resultado una decano concentración de sabores y aromas, como nos cuenta Luis Miguel López Núñez, director técnico del consejo regulador de esta denominación de origen. Los éxitos logrados en los últimos concursos por los godellos de Monterrei, con más oros en Vinespaña que Rías Baixas, una denominación de origen seis veces más magnate han movido a dicho consejo a propalar una gran campaña de marketing “Es tiempo de godello” para promover su difusión y consumo.

Encima de estas dos regiones vinícolas en las que es la uva mayoritaria, en Galicia además se cultiva en Ribeira Sacra. La vendimia de 2023 produjo 699.031 kilos, convirtiéndose así en la tercera en importancia por comba cosechado, con un crecimiento significativo sobre añadas anteriores si proporcionadamente representa poco más del 10 por ciento de un total en el que las variedades tintas dominan con un 88 por ciento. No es casualidad, sin retención, que las bodegas de Ribeira Sacra agoten sus godellos en pocos meses y se enfrenten cada año a una demanda decano que su propia propuesta.

La cuarta denominación por orden de importancia en elaboración de esta variedad es el Ribeiro. La tradicional maña en la región vinícola más antigua de Galicia propicia los ensamblajes de variedades, vinos de coupage que hacen que cada bodega aporte su matiz en un universo de gran desemejanza en un departamento en el que domina la treixadura. Con 627.777 kilos, representa el 5,9 por ciento de las variedades blancas y el primer monovarietal de godello no salió al mercado hasta 2009, de la cooperativa San Roque de Beade, bajo la marca Terra do Castelo. Desde entonces el catálogo de godellos del Ribeiro se ha ido ampliando hasta más de una veintena. El Acio de Ouro al mejor blanco del Ribeiro en 2023 y el primer premio a los blancos en la cata oficial del Ribeiro recayeron en el godello de Juan Míguez de Bodegas Ventosela y el premio al mejor caldo blanco de España a A Telleira Godello, de Bodegas Campante. El enólogo de entreambos vinos, Pablo Estévez coincide con Rafael Palacios y Cristina Murga a la hora de señalar las cualidades de esta variedad como “la más completa. Tiene aromas, frescura, cuerpo, estructura, es muy versátil lo que permite elaborar tanto vinos jóvenes como crianzas. La secreto es encontrar la parcela adecuada para su cultivo porque una exposición excesiva al sol provoca una sobremaduración y es muy sensible a la humedad por lo que siquiera le viene proporcionadamente el exceso de chubasco y agua”.

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