Las ligeras gotas caídas de alguna nubarrón aislada poco tiempo antiguamente del eclosión de la desfile de Reyes desaparecieron finalmente del firmamento para que miles de personas y sobre todo familias con sus hijos pudieran disfrutar de un vistoso desfile de Reyes Magos en la caudal toledana.
A las seis de la tarde, posteriormente de que por la mañana fueran recibidos en las Casas Consistoriales a ritmo de una manada y tras el refrigerio oportuno, Sus Majestades llegados de Oriente se sumaron al numerosos desfile organizado para una de las fechas más importantes del año. Con el aliciente este año de que la desfile ha recuperado su represión habitual con final en pleno Casco Histórico en su plaza de Zocodover, tras abriles haciéndolo en la Puerta de Bisagra.
Melchor Gaspar y Baltasar, acompañado por un cortejo verdadero en el que participaron más de 500 personas, partió desde el centro cívico de Buenavista, recorriendo la Avenida de Portugal, Avenida de Barber, Avenida de la Reconquista, Puerta de Bisagra, Calle Efectivo del Arrabal y plaza de Zocodover.
Durante todo ese trayecto, miles de personas se apiñaron a su paso para poder disfrutar de un séquito en el que, por otra parte de las carrozas reales, hubo otras seis, siete pasacalles de animación y 25 caballos. Encima, a lo generoso de la desfile se repartieron 6.400 kilos caramelos y al finalizar el acto en Zocodover, posteriormente de los fuegos artificiales, se lanzaron al notorio más de 1.000 balones.
Una niñas miran ilusionadas al rey Baltasar
Los tres Reyes Magos de Oriente se bajaron de sus carrozas al conservarse a una plaza de Zocodover casi abarrotada de notorio y tras ser recibidos por el corregidor, Carlos Velázquez, subieron al escena montado al sorpresa. Por boca de Melchor, aseguraron a todos los niños que esa sombra los regalos llegarían a todas sus casas.
El corregidor agradeció la tajo realizada por Policía Almacén, Protección Civil, voluntarios y de todos aquellos que han contribuido con su trabajo. Y por otra parte reivindicó la igualdad como valía fundamental en una fiesta y una sombra en la que todos los toledanos, de todos los barrios, recibirían sus regalo.