«Que alguien siga viviendo de una música a la que llevan dando por muerta desde hace décadas tiene su punto»


‘Rock & Ríos’, el doble disco y la gira con la que Miguel Ríos celebró sus 20 años de carrera, se convirtió en uno de los fenómenos musicales de 1982 y Valladolid fue testigo de ello. El 18 de septiembre de aquel año, cuando las fiestas patronales aún honraban a San Mateo, una abarrotada Plaza Mayor, de la que hoy sólo maneja el fenómeno Jason Derulo, acogió a uno de los principales referentes del rock español. Este jueves 31 de agosto, a las puertas de las ferias de la Virgen de San Lorenzo, El cantante granadino llega a la plaza de toros de la capital vallisoletana en el marco del 40 aniversario de la citada gira para repetir aquel éxito arrollador.

Llega a Valladolid con la gira ‘Rock & Ríos’, que recuerda aquel fenómeno musical que se vivió en 1982 también en esta ciudad, con un público de los pocos que se recuerdan en la Plaza Mayor. ¿Recuerdas esa actuación?

Es muy difícil olvidar. Los vallisoletanos me situaron en la historia de la ciudad. Aquel 18 de septiembre fue un gran día para la leyenda del ‘Rock & Ríos’. Y, por supuesto, lo inolvidable son sus caras de placer cantando conmigo.

Recala con una gira ya ‘madura’. ¿Qué domina más: la emoción, la nostalgia…?

La frase “como estar lejos de casa en cualquier lugar” probablemente sea cierta. A menos que sea sobre un escenario, que es ahora el “lugar de mi recreación”. He trabajado mucho para mantenerme en forma, con lo que cuesta la edad avanzada. Lo bueno es que fue bueno para mi salud, tanto mental como física. Quizás, a estas alturas, aparte del placer de volver a ver a mis mecenas, tenga monos de escenario.

Hace años amenazó con abandonar la carretera, pero continuó. ¿Qué pesó entonces para esa decisión?

Fue hace 13 años. Sinceramente pensé que mi ciclo como artista había llegado a su fin. Falta de inspiración para crear nuevas canciones y cierto miedo a repetirme. Estaba en plena forma vocal, se puede ver en el directo ‘Bye, Bye Ríos’ que salió de esa gira, pero las musas estuvieron ausentes. Publiqué unas memorias y no dejé de actuar en eventos benéficos y cantar con todos los compañeros que me llamaban. Así mató el gusanillo del placer de cantar. Hasta que llegó ‘El gusto es nuestro 20 años después’, y quién dice no a cantar con mis mejores compañeros. Luego, rodando, rodando… llegué aquí…

Y ahora, ¿por qué sentiste la necesidad de afrontar este nuevo desafío?

‘Rock & Ríos’ es mi mayor aporte al rock en español. El álbum y la gira del 82 siguen siendo el álbum y la gira más comentados de mi carrera. Creo que se convirtió en la banda sonora de un país con ganas de liberar sus libertades, maduro para asimilar que la calle era suya. Allí estaba yo, en el centro del huracán. En marzo del año pasado me di cuenta de que era mi última oportunidad de celebrar el aniversario, y reuní a los supervivientes de la antigua banda, llenamos el WiZink Center de Madrid durante dos días y grabamos un disco con artistas invitados de tres generaciones. 40 es un número redondo y sabía que nunca tendría la oportunidad de repetir el esfuerzo en buenas condiciones vocales. Por eso vuelvo a Valladolid, para que me vean los que estaban en la Plaza Mayor y todos los que siguieron aumentando la leyenda.

Y elige el mismo repertorio que entonces.

Se trata de repetir la ceremonia. En el concierto en la Plaza de Toros se tocarán los mismos temas y en el mismo orden. No es un ejercicio de nostalgia, sino una recuperación de la memoria. Esto se conseguirá porque los temas siguen siendo de plena actualidad, musical e ideológicamente.

Y en esa mirada atrás que usted mira, ¿qué cree que queda del espíritu de aquella España que volvió a la senda de la Democracia?

Ni España ni el mundo se parecen mucho a los de hace cuatro décadas. Así que buscábamos una utopía y ahora estamos tratando de escapar de la distopía, que se ha instalado en el planeta Tierra desde el advenimiento de las políticas ‘neoconservadoras’. Ahora, aunque parece que no nos damos cuenta, nos dirigimos a un punto sin retorno en el planeta, donde los individuos no pueden hacer nada contra las corporaciones o contra el crecimiento desbocado.

¿Ves un relevo generacional entre el público en tus conciertos? ¿Hay que saludar ahora a los ‘nietos del rock & roll’?

El rock, como todas las artes y la cultura en general, está perdiendo influencia en favor del entretenimiento sin esfuerzo. Pero aún queda una gran cantera de rock y las salas de ensayo están llenas de niños y niñas en busca del sueño de poder vivir de su arte.

¿Qué pasa por tu cabeza cuando te tratan como un mito?

Afortunadamente somos pequeños mitómanos en este país, al menos no tanto como lo son en otros países del mundo latino. Siento que mis compañeros me respetan y el público me quiere y eso me basta. Se valora que lleva en el negocio desde 1961, grabando y buscando un lugar para la música que me conmueve. Está claro que, si he durado tanto, es porque hay personas que me han mantenido en el lugar que ocupo. Que alguien siga viviendo de una música que lleva décadas dando por muerta, tiene su razón.

Como artista, ve más ventajas o desventajas en cumplir años.

La alternativa a no cumplir años es palmar y hay personas que eligen el miedo antes que la muerte. Estoy viviendo aprendiendo de la experiencia de la vida misma, sabiendo que soy finito. Tengo las dolencias de un señor de 79 años, pero las combato aprendiendo de ellas. Hago el deporte adecuado según mis posibilidades, cuido mi voz con los ejercicios indicados por la ciencia de la logopedia y no me dejo vencer por la inevitable oxidación de mi cuerpo.

¿Qué pasa por tu cabeza cuando te tratan como un mito?

Afortunadamente somos pequeños mitómanos en este país, al menos no tanto como lo son en otros países del mundo latino. Siento que mis compañeros me respetan y el público me quiere y eso me basta. Se valora que lleva en el negocio desde 1961, grabando y buscando un lugar para la música que me conmueve. Está claro que, si he durado tanto, es porque hay personas que me han mantenido en el lugar que ocupo. Que alguien siga viviendo de una música que lleva décadas dando por muerta, tiene su razón.

En esta ocasión, ¿qué recuerdo te gustaría dejar en Valladolid?

Con el de la sonrisa en los labios y diciendo que valió la pena. Vamos a hacer un gran espectáculo de luz, sonido, buen rollo y amigos.

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