La ciudad de San Xoán de Río se ha convertido en escenario de una apasionante experiencia agrícola que combina la rica tradición hortícola gallega con la búsqueda constante de nuevos horizontes en sus cultivos.
Bajo el nombre de “Peza de Río”, comenzó a gestarse en el mes de mayo un jardín laboratorio, guiado por el ingeniero agrónomo trivés Nicolás Fernández. La actividad se enmarcó en un proyecto de voluntariado intergeneracional que se lleva a cabo en el concejo, uniendo la sabiduría de jóvenes y mayores del municipio.
Impulsados por el deseo de aprender, un grupo de unos 15 vecinos voluntarios, se unió al proyecto con el objetivo de revivir prácticas agrícolas ancestrales y explorar nuevas fronteras. El trabajo mezclado con amor por la tierra comenzó a dar frutos en esta finca gentilmente donada por uno de los voluntarios.
Desde el principio, la diversidad fue la clave. Los voluntarios decidieron cultivar especies hortícolas que habían sido fundamentales en la huerta gallega desde generaciones, como patatas, cebollas, lechugas, calabacines o tomates, utilizando en varios casos semillas autóctonas para preservar la autenticidad del sabor y la historia.
Sin embargo, la innovación también estuvo en el centro del proyecto. Se introdujeron cultivos experimentales, desde maní hasta canónigos y batatas, en un intento de diversificar e innovar. Además, la “Peza de Río” se convirtió en un santuario de las plantas medicinales, reconociéndose su valor tanto en la gastronomía local como en la salud.
Nicolás Fernández compartió su perspectiva expresando que fue gratificante ver cómo se manejaban los voluntarios. Xosé Miguel Pérez, alcalde de Río, explicó que estaban considerando vender excedentes a un precio simbólico en la tienda local para financiar la compra de semillas para mantener viva la “Peza de Río” el próximo año.