Blinken inicia una nueva gira por Oriente Medio para evitar una escalada de la tensión en la zona



Maratón de apretones de manos y diplomacia. ¡Un apretón de manos!, besalamano a Antony Blinken el Primer ministro ininteligible, Kyriákos Mitsotákis. Por supuesto, dice rápido el secretario de Estado de EEUU.

Es la cuarta paseo a la región del director de la diplomacia norteamericana desde que comenzó el conflicto y Blinken está cada día más serio. Debe apoyar a Israel, pero evitar que la supresión se extienda.

“Es muy importante que los israelíes tengan seguridad en el Finalidad. Decenas de miles de personas se han manido obligadas a abjurar sus hogares”, decía Blinken ayer de recorrer a Jordania.

Todos miran a la frontera entre Israel y Líbano. Allí la milicia libanesa Hezbolá intensifica sus ataques. Israel asegura sobre objetivos de la milicia chií. “Ningún terrorista es inmune y estamos decididos a defender a nuestros ciudadanos y devolverles a sus hogares de forma segura”, decía tras reunir a sus ministros, Pequeño Netanyahu.

Estados Unidos presiona al primer ministro de Israel para contener el conflicto, pero los gazatíes son cada vez más desconfiados con la diplomacia estadounidense. “Dijeron que esta zona es segura. A medianoche, el cohete impactó. Éramos 30 personas”, llora desconsoladamente un anciano que lo ha perdido todo. La furia apetito demarcación en la Franja de Lazada.

“Antaño, Estados Unidos solía apoyar a Israel en secreto, ahora lo hace en voz inscripción frente al mundo”. Hoy entraba un convoy de ayuda por el paso de Rafah. Un respiro frente a unas morgues que siguen llenas. En las últimas horas han muerto más de 110 palestinos, 250 han resultaron heridos.

Israel asegura que controla el meta de la Franja y que ha matado a 8.000 miembros de Hamás. En Tel Aviv, mientras tantas decenas de zapatos mostraban a los rehenes el camino de dorso a casa.

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