Fueron los peatones, que paseaban por la zona peatonal de San Lázaro, quienes dieron la alarma asegurando que habían visto numerosos peces muertos en el agua. Tras ellos vinieron los agentes medioambientales que comprobaron este episodio. “Vamos a retirar las truchas muertas que veamos pero no queremos alarmar porque es un fenómeno que se repite verano tras verano desde hace unos años”, explica un agente de Patrimonio Natural.
La verdad es que el río lleva poca agua en esa zona y por eso, en algunos puntos, los peces No tienen suficiente oxígeno para sobrevivir. Sólo el año pasado se contabilizaron un total de medio millar de truchas muertas y, por ello, fueron muchos los caminantes que se lanzaron al agua para salvar una treintena de ellas. “Es una zona muy concurrida y por eso consiguieron llegar a tiempo para alargar la vida de varias decenas de ejemplares”, afirma este agente.
El caudal del río disminuye
Si tenemos en cuenta los datos referentes al caudal del Miño del mes de julio y los comparamos con los de agosto encontramos la respuesta a este episodio de mortalidad. Las condiciones del río a su paso por Lugo hace 30 días eran otras de 1,01 de alta y ahora de 0,91. No sólo eso, el caudal máximo que se registró entonces superó los 10 metros cúbicos por segundo y ahora se ha reducido a poco más de 3.
Por ello, la Confederación ha confirmado que los agentes han tomado muestras del agua y en las próximas 48 horas, a finales de semana, tendrán los resultados para saber cuál es el volumen de oxígeno en el agua y si Es definitivamente esta la causa de la mortalidad de las truchas.