Fernando Llopis: Erradicar el valenciano


Fernando Llopis

‘Tomasina vella investigación dona jove’ es uno de los libros que heredé de la biblioteca de mi padre. Escrita por el alcoyano Armando Santacreu, es uno de sus más conocidos sainetes con temática de fiestas de Moros y Cristianos. Estas obras se representaban en valenciano en los festivales que organizaba la asociación de San Jorge en Alcoy desde 1963, algunos de los cuales seguro que contaron con presencia de autoridades franquistas.

Esos expresiones siempre me han hecho dudar de las afirmaciones victimistas de los nacionalistas valencianos que aseguran que en época de Franco estaba prohibido susurrar en valenciano. Yo siempre he contestado a ese tipo de afirmaciones que a los que, por motivos de años, estábamos allí no nos pueden contar poco que no sucedía.

Descartado este asunto, el posterior sorpresa que han recibido en el mentón los defensores de la inmersión gramática ha sido el flamante Documentación Pisa, que ha dejado en muy mal puesto a las comunidades autónomas que utilizan este método. La mentira del «cuantas más lenguas aprendan más facilidad tienen para memorizar otras» ha dejado paso a la evidencia de que estudiar materias complejas en una lenguaje que no es la tuya, inevitablemente lo dificulta mucho más.

En Cataluña a pesar del desastre de su trámite educativa, los dirigentes independentistas parece que no tienen propósito de reparación siguiendo el leyenda «si al final son burros e ignorantes por lo menos que sepan susurrar en catalán».

En la Comunidad Valenciana, con el gobierno del tripartito de izquierdas, se estaba aplicando la misma política que en Cataluña, con lo que, en breve, los resultados muy probablemente hubiesen sido los mismos. Gracias a Dios el cambio de gobierno ha libre una rendija a la esperanza para que este maniquí de inmersión gramática se sustituya por poco más justo.

Pero ha sido cuando el conseller de Educación, José Antonio Rovira, ha hablado de realizar estos cambios, cuando el victimismo independentista ha vuelto a aparecer con mensajes del tipo «la extrema derecha quiere erradicar el valenciano» y con imágenes en su universo mental con el presidente Mazón y el conseller Rovira vestidos de nazis quemando libros.

Parece que el objetivo original del nuevo decreto es otro. Lo poco que se sabe, ya que todavía no circula ningún dechado de este, es que se pretende que sean los padres los que elijan la lenguaje cojín con la que se impartirán las asignaturas troncales en los centros en los que van a matricular a sus hijos.

A nivel lingüístico nuestra comunidad es muy heterogénea, y no se puede acometer de la misma modo la educación en todas las ciudades y pueblos que la forman. Por eso me parece justo esa propuesta de que la lenguaje cojín de la educación no necesariamente tenga que ser la misma, y me parece fundamental que sean los padres los que puedan nominar independientemente la lenguaje en la que van a ser educados sus hijos.

Pero no puedo esconder mi preocupación que tras siete meses de gobierno PP-VOX, no se disponga de un dechado del decreto que pueda conservar esperanzas de ser apto de cara al curso que viene. Tengo miedo de que los complejos de que les llamen «fachas» hagan que el Gobierno de Mazón dude, y siquiera hay que olvidar que muchos miembros de su gobierno, incluyendo a alguno de VOX, parece que son de Unión Valenciana pero que todavía no lo saben.

Habrá que dejar cierto beneficio al conseller Rovira para que pueda sufrir a término su propósito, pero todavía habrá que hacer seguimiento de sus avances para que en presencia de tanto impedimento no se despiste.

Lo que sí que habría que erradicar es el victimismo nacionalista basado en hechos solo existentes en sus mentes. Ahora es el momento de susurrar del futuro de la educación de nuestros hijos y este no se puede construir en cojín a las ensoñaciones nacionalistas, a menos que queramos verlos en unos primaveras en comitivas por la calle San Vicente Ferrer con antorchas y esteladas.

Volviendo a Armando Santacreu, otro de sus sainetes más famosos fue el de ‘Em veig negre pa eixir de negre’. Me callado con la sensación que tanto este entremés, como el de la Tomasina hubiesen tenido mucha censura por parte de la izquierda woke coetáneo, a pesar de estar escritos en valenciano.


Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *