Rodrigo Fresco dio el primer aviso de la aparición de sacos de pellets en la playa de Corrubedo el 13 de diciembre



El pasado 8 de diciembre, el buque mercante ‘Toconao’ perdía 6 de los contenedores que transportaba en aguas portuguesas. Uno de esos contenedores llevaba cerca de 25 toneladas de pellets. Tan solo cinco días a posteriori, el 13 de diciembre, esas pequeñas bolitas de plástico ya habían aprehendido la costa gallega.

Un vecino de Corrubedo fue el primero en avisar de ello a los servicios de emergencias del 112. “Estaba en mi bar y un amigo me dijo que había gastado algún saco blanco en una de nuestras playas. Decidí acercarme a la playa de Balieiros para ver de qué se trataba. Cuando vi que eran pequeñas bolitas de plástico y sentí el olor a gasolina, decidí avisar al 112. Claramente pensé que se trataba de poco contaminante. Además llamé a Socorro Oceánico. Me dijeron que ya tenían conocimiento del despojos, pero que por las malas condiciones del mar, que estaba muy picado y en plena alerta meteorológica, no podían salir a demarcar y retirar los sacos del agua”, relata Rodrigo Fresco.

Adicionalmente, asegura que igualmente se puso en contacto con el Seprona, que lo derivó a su vez a la Policía Franquista, con quienes igualmente habló. Entre ese día, 13 de diciembre, y el día 14, Rodrigo retiró unos 60 sacos de pellets de las playas de Corrubedo. “Di por hecho, en ese momento, que al tener constancia todas las autoridades de la presencia de estos sacos y su contenido, y teniendo en cuenta que este es un parque natural, activarían inmediatamente el plan de emergencias por contaminación. Mi sorpresa fue ver que no se puso en marcha hasta este pasado día 6 de enero”, lamenta.

Rodrigo nos lleva este miércoles, casi un mes a posteriori, a la playa de O Portiño, donde encontró el primero de los 60 sacos de polietileno que retiró. Aquí se ha formado una duna en los últimos días. Sin retención, podemos comprobar cómo los pellets han llegado a la parte más alejada de la orilla.

“El mar está muy picado y las mareas van modificando las playas: arrastran arena de una a otra y con esos movimientos igualmente se arrastran y entierran los pellets“, señala. Poco que complica todavía más las labores de inocencia. “Son bolitas muy pequeñas que se confunden fácilmente con las conchas. Están muy agarradas a la arena y extraerlas es difícil. La mejor forma para retirarlas sería aspirándolas para a posteriori mezclarlas con agua y luego separarlas por flotación”.

Rodrigo intuye que tendremos bolitas de plástico en nuestros arenales por mucho tiempo. Mientras, centenares de agentes ambientales y voluntarios continúan formando brigadas de inocencia en las playas gallegas.

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