Lloraba casi todos los días


Thierry Henry, exdelantero francés,campeón del mundo y de Europa con Francia y vencedor de la Ligazón de Campeones con el F.C. Barcelona, se ha destapado a contar sus problemas mentales y su lucha con la depresión en el podcast ‘The Diary of a CEO’.

Uno de sus peores momentos fue durante la cuarentena, cuando entrenaba en Montreal y terminó un año inalterable sin ver a sus hijos. “Lloraba casi todos los días sin motivo alguno. Las lágrimas se me caían solas, ¿Por qué? No lo sé, quizás estaban aguardando… Estuvieron allí durante mucho tiempo. Llegó un momento que lloraba por todo”, confiesa Henry.

“No sabía que sufría depresión”

Pero ha ido más allá, reconociendo que esa lucha con su mente no sólo le sucedió una vez retirado como tahúr, si no en el apogeo de su carrera futbolística. “Soy un ser humano, por eso tengo sentimientos. A lo dispendioso de mi carrera y desde que nací debo sobrevenir estado en depresión. ¿Lo sabía? No ¿Hice poco al respecto? Obviamente, no. Pero me adapté en cierta forma. Eso no significa que iba por el camino correcto, pero seguí caminando”, ha expresado el exdelantero francés en remisión a que ha sido consciente de ello una vez que lo ha conocido con perspectiva.

Sus padres se separaron cuando él tenía 8 abriles, a los 13 se marchó de casa, pero ha agradecido sobrevenir sentido la presión de sus progenitores desde pequeño, incluso cuando cometía algún error sobre el dominio de maniobra.

“Con mi padre, con mi raíz, siempre fue difícil, como si nunca hiciera suficiente. Mi padre era muy particular a veces sobre cómo era yo. Como tahúr, cuando era irreflexivo, siempre era como si no lo hicieras del todo adecuadamente. Entonces, obviamente, cuando escuchas eso muchas veces, se te queda”, asegura Henry.

“Lo sabía ayer, pero me estaba mintiendo a mí mismo. Me estaba asegurando de que esos sentimientos no fueran demasiado remotamente, me puse la capa. Pero cuando ya no eres tahúr, ya no puedes ponerte esa capa… Tendemos a pasar en extensión de afrontar nuestros problemas, eso es lo que hacemos todo el tiempo. Intentamos mantenernos ocupados, intentamos evitar el problema o no pensar en él”, confiesa el exdelantero de Cantera y Barcelona.

Todos esos pensamientos afectaron a su carrera y a su forma de ser, lo que le ha llevado a ser como es hoy en día a sus 46 abriles, donde ha priorizado estar cerca de su tribu, dirigir a la sub 21 de Francia y continuar en el extranjero su carrera como monitor tras acaecer por equipos como el Mónaco o el Montreal. Siquiera es el único caso de exjugadores culés que han agradecido tener problemas de salubridad mental, excompañeros suyos como Iniesta o Bojan Krikc pasaron por procesos similares.

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