El Navea de tantos nombres: Edreira, Queixa, Chandrexa



Casi todos los ríos, desde sus nacimientos o nacientes, son conocidos con varios nombres hasta que ya tienen un determinado caudal que les da su identidad, y así se les conoce hasta su desembocadura. Uno de estos casos es el de la Navea que, como muchos otros, se alimenta en sus inicios de varios arroyos que bajan de San Mamede y también de los montes Samion. Las denominaciones que lleva el río son varias. Navea debe su nombre, quizás, a la ninfa del agua, la semidiosa Navia, adorada por nuestros antepasados. Con el nombre de Navia, otro río que nace en los Ancares de Lugo, entra en Asturias y desemboca en el mar Cantábrico, precisamente en un pueblo que lleva su nombre.

Ningún pueblo en sus orillas a lo largo de 41 kilómetros hasta que se rinde al Bibei en Ponte Nova. De sus nacimientos sólo se puede decir que las casas de Edreira y Ferrería, más abajo, tocan el río, que cuando pierde sus aguas escarpadas en el puente de Santa Cruz, se estanque en las tranquilas de la presa de Chandrexa. Desde aquí ya es reconocido por Navea. Si preguntaras aguas arriba, nunca te darían ese nombre.

Fuentes de la Navea

El río en su nacimiento, en el llamado Macizo Central, recibe varios afluentes: Cabrón, Cabronciño, Cascallal y regato da Fonte, en la vertiente oriental del macizo donde se encuentra la sierra de San Mamede, porque por la oriental discurre el río Camba. lado. El primero muere en el Bibei como también el Camba, pero allí donde los romanos explotaron los yacimientos de oro de las Borreas, que algunos llaman Médulas, de Caldesiños, en tierras vianesas, y la Navea en las trivesas.

El lugar de confluencia de estos arroyos que nunca se secan se conoce como Edreira, nombre que también se repite en la toponimia gallega y que cuando se juntan los citados arroyos da al río su primer nombre. Un lugar casi mágico, este bosque, que sufrió algunas talas traumáticas, situado en las laderas de un valle glaciar. Aquí el cazo encontró un hábitat perfecto donde un prodigio lo vio sumergirse para reaparecer más abajo con un insecto en el pico. También es el reconocido lugar perfecto para el corzo que vi por primera vez dando esos saltos prodigiosos en aquellas laderas de San Mamede, Samion y Queixa. A Edreira es ese bosque encantado que tiene una réplica en la más estrecha y frondosa da Queixeliña, su vecina, que se puede contemplar en todo su esplendor desde el asfaltado de la carretera que parte de Requeixo y que unía las tierras de Trives con las de Verín desde el valle de Monterrei, atravesando la montaña, la Sierra de Queixa en este caso.

desarrollo del río

Los 49 kilómetros del río no lo hacen más pequeño. Su cuenca recibió un importante caudal cuando las nieves eran un espectáculo en el Macizo Central donde ahora apenas permanecen varios días cuando antes meses enteros.

Desde el río Edreira, pasando a Queixa y luego a Chandrexa, que al embalsarse precisamente en el llamado embalse, es cuando toma el nombre de Navea, que posteriormente queda contenida de nuevo por el embalse de Guístolas. La falta de nieve y algunas lluvias descendentes han reducido a menos de la mitad la capacidad de estas presas, de las que una tiene la central eléctrica en San Cristobo y la otra en Ponte Nava. No hay río de cierto caudal que no esté embalsado, interrumpiendo su recorrido libre de obstáculos, con el caso excepcional del Arnoia, que tiene otro de menor tamaño en las proximidades de Rubillós, entre los ríos llamados medianas de esta provincia.

Embalsado en Chandrexa, todavía se alimenta de los ríos Queixeliña y Requeixo, que le sirven de poco debido a las sequías estivales.

El río pierde entidad en el mismo puente de Santa Cruz para convertirse en laguna artificial, se desploma de la presa Chandrexa desde donde era canalizado hasta la central San Cristobo, que antes de la automatización de las hidroeléctricas tenía un poblado importante donde no había Falta de iglesia y escuela. Hoy está deshabitado y casi en ruinas.

Desde su primera represa, el río tiene sus rápidos como todos los ríos de montaña, y vuelve a estar contenido durante una docena de kilómetros. Desde Chandrexa, en Guístolas, desde donde se canaliza parte del agua para ser captada por una cámara de carga desde donde, entubada, en un ángulo muy pronunciado, es transportada hasta la central de Ponte Nova, dejando una obra espectacular en su precipitada caída. cerca del pueblo de Navea, situado un poco por encima del curso del río y muy célebre por sus molinos o almuzaras para tratar el aceite extraído de los olivares cercanos, entre ellos los de Montefurado.

Pescador de truchas y de aguas cristalinas, finalmente rinde homenaje al Bibei.

Monumentos en su recorrido

Independientemente de que desde antiguo la ribera construyera puentes o polrados para comunicarse, su monumento más destacado es y sigue siendo hoy el Ponte Navea, varias veces restaurado, aguas abajo del embalse de Guístolas por donde discurría la Vía Nova, que unía Braga con Astorga. A Ponte Navea, cerca de Trives, aún conserva su antigua fábrica, salvo un ligero apuntamiento en su arco, a pesar de sus diversas reparaciones. El lugar tiene su magia que realza antiguos cortijos, que quizás fueron posadas, ubicados en su margen derecha. Un recorrido entre fuertes castaños nos lleva hasta Peña Folenche, que dispone de un mirador sobre un gran peñasco granítico, donde se estableció al menos un mirador o atalaya o quizás una fortificación para vigilar la calzada romana.

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