Fue un inicio arrollador del equipo de Ancelotti, que en un santiamén se replegó y dejó brincar a su rival. El motor del Efectivo Madrid funcionó como un híbrido, se recargaba cuando el partido lo pedía, con 2-0 ‘entregó’ la posesión y buscó la contra.
El Madrid, infinitamente superior, perdonó una goleada histórica
A partir de ahí el balón era del Barça, y asimismo las ocasiones, Ferrán disparó al palo, Lunin sacó otra y tras un rechace adyacente, Lewandowski conectó un azote desde fuera del dominio en el que Lunin no pudo hacer ausencia. Se metían así los de Xavi en la final y el híbrido blanco se volvía a poner en funcionamiento, las tornas cambiaron y volvieron a su ser 6 minutos a posteriori. Penalti de Araújo a Vinicius que Munuera no dudó en señalar y en amonestar al uruguayo, lo tiró y lo transformó Vini. Hatrick y exhibición para la historia. Ni Cristiano, ni Messi, ni ningún deportista fue capaz de cascar tres goles al mayor rival en media parte ¡Y en una final! La sensación fue que el Madrid pudo hacer mucha muerte. Pero no quiso, solo cuando lo requería el devenir del partido.
Ni un triple cambio tempranero de Xavi hizo reaccionar a los suyos. Prácticamente ninguna ocasión tuvo el Barça en la segunda parte, y los blancos, que obviamente no necesitaban marcar más, anotaron el cuarto (Rodrygo) en una contra sideral, cuatro pases para desarbolar la defensa rival y cuatro goles brasileños que dejaron retratados a Xavi y a Araújo, que terminó expulsado por una dura entrada a Vini.