Juan Espadas: última oportunidad para consolidarse como una alternativa creíble en Andalucía


  • Política El PSOE andaluz intenta reactivar su papel de competición con un “gobierno alterno” inspirado en la organización de Salvador Illa en Cataluña

La influencia del PSOE en Andalucía, considerada históricamente su principal almacén de votos, es hoy manifiestamente limitada a tenor de los resultados de los últimos procesos electorales. Un noticia hecho conocido esta semana por un emergente sector crítico socialista ponía cifras a esa pérdida de músculo de un partido que llegó a ser hegemónico durante casi cuatro décadas en la comunidad. Tras las municipales de mayo, el PSOE-A ha pasado de manejar al 53,9% de los andaluces a hacerlo sólo sobre el 23,7% de la población, rayando la marginalidad en las provincias de Málaga (6,6%) o Almería (11,5%), lo que demuestra el damnificación del poder territorial en ambas provincias en un proceso progresivo y sostenido en el tiempo.

El trabajo que tiene el partido por delante para recuperar la confianza perdida es ingente de aquí al 2026, luego. Los socialistas necesitarían arrebatarle directamente al PP ausencia menos que 430.000 votos para tener opciones de manejar y ha de hacerlo con un panorama desolador de enfrentamientos y divisiones con los partidos a su izquierda.

Por eso hay sectores que no acaban de entender que Juan Espadas haya asumido una responsabilidad institucional de calado, la portavocía del Senado, que le obligará a sobrevenir en Madrid como leve la centro de la semana y a trabajar, pico y pala, en la ejecutiva federal, con prioridades y calendarios diferentes a las del partido en Andalucía.

El pasado lunes, el propio Espadas insistía en que ese cargo le permitirá la “visibilidad” en los medios nacionales que se le “niega”, por ejemplo, en Canal Sur. Una presencia mediática que necesita para recuperar la confianza de los andaluces. Sin bloqueo, ese puesto institucional todavía ata al líder de los socialistas andaluces a la límite oficial de defensa de las políticas de Pedro Sánchez impidiéndole tener voz propia en los debates nacionales y en el partido, pese a seguir siendo una de las agrupaciones socialistas de más peso y a la influencia histórica que ha ejercido en el PSOE.

Nadie esperaba de Juan Espadas (siquiera antiguamente de ser portavoz en el Senado) que tomara distancia de la posición oficial del PSOE en los debates peliagudos que tienen que ver con los equilibrios territoriales o las concesiones al independentismo a la guisa de Emiliano García Page, por ejemplo. Pero, ahora, siquiera podrá siquiera practicar poco de presión ni fijar un discurso propio en materias de incorporación sensibilidad en Andalucía, como, por ejemplo, el nuevo maniquí de financiación autonómica.

Por otro banda, el cargo da alas a quienes consideran que Pedro Sánchez ya ha decidido relevar a Juan Espadas como candidato a las elecciones autonómicas de 2026 ya que apuntan que, de no ser así, no habría llenado su dietario política de obligaciones institucionales acullá de Andalucía. Y, por otra parte, esa maniobra le pone en bandeja al PP un argumento recurrente para situarlo al beneficio de los intereses y las prioridades de la comunidad. “Menos Ferraz y más Andalucía“, le repite Juanma Oscuro desde la tribuna del Parlamento en las sesiones de control al Gobierno.

En un batalla informativo celebrado este viernes en Sevilla, la vicepresidenta primera María Jesús Montero, intentaba apaciguar las conspiraciones internas una vez descubierto el melón de la sucesión: “Juan Espadas será el próximo presidente de la Concilio de Andalucía“. Montero sabe que ella ocupa el primer puesto en todas las quinielas y, luego, la mejor guisa de aquietar las especulaciones que le afectan es ratificar a Espadas como candidato. Hay otros nombres que empiezan a circular, como el de la diputada socialista y ex secretaria común de UGT-A, Carmen Castilla, que se suma al de Javier Fernández de los Ríos, presidente de la Diputación de Sevilla y, actualmente, la persona con más poder institucional en el PSOE andaluz. De momento, sin bloqueo, en Ferraz tienen otras urgencias.

Desde la ejecutiva regional se miran con cierta displicencia los movimientos de la plataforma por la “Reconstrucción del PSOE-A”, de la que es capital visible el ex diputado Luis Gracia Hierro. De momento, no hay otros referentes del partido que salgan abiertamente a cuestionar la trámite de Espadas, ni siquiera entre los antiguos susanistas, aunque existe un malestar creciente que encuentra eco en foros digitales y grupos de Whatsapp. En el manifiesto de presentación de la plataforma se pedía que se nombrara una gestora para dar un viraje a la organización antiguamente de que sea demasiado tarde, a la aspecto de los resultados de los últimos procesos electorales.

A estos mercancía se recuerda que el PSOE de Juan Espadas ha perdido 428 concejalías en Andalucía, cuatro alcaldías de capitales de provincia (ya no le queda ninguna), por otra parte de Jerez. En términos globales, el saldo de alcaldías es todavía pesimista (111 alcaldías menos), por otra parte de perder igualmente las diputaciones de Cádiz, Córdoba, Mingrana y Huelva (sólo les queda Sevilla y Jaén).

En cuanto a las generales de julio de 2023, el PSOE consiguió recuperar votos con respecto a las generales de 2019 pero perdió cuatro diputados. Espadas quiso ver en estos últimos resultados un signo de que comenzaba de alguna forma la “remontada”. Pero todavía hay quien observa que el PSOE obtiene mejores resultados en las generales y municipales que en las autonómicas de 2022, lo cual podría admitir a la conclusión de que al partido le va peor cuando es el propio Espadas el candidato. En las municipales obtuvo un 46,50% más de votos que en las autonómicas y en las generales obtuvo un 64,27% más de voto, apunta el estudio difundido por los críticos.

La vicepresidenta primera del Gobierno reconocía este viernes la dificultad del PSOE para socavar el prestigio electoral de Juanma Oscuro. Pero manifestaba, a su vez, la confianza del partido en Juan Espadas para escoriar esa fuerza del PP andaluz a partir de una reactivada organización de competición, de la que la propia Montero dijo formar parte. Según Montero, el elección como portavoz del Senado significa que Andalucía tiene “una voz clara, incorporación, potente y reconocida” en la Cámara Inscripción. “Es un refuerzo al PSOE-A y a la persona de Juan Espadas, que es nuestro candidato a la Concilio y la persona señal a desarrollar el plan socialista en Andalucía”, añadió.

Espadas ha anunciado esta semana un refuerzo en su ejecutiva regional, precisamente para defender la dificultad derivada del hecho de que tanto él mismo como sus principales lugartenientes (Ángeles Férriz y Noel López, rehabilitado tras el cerradura del caso Maracena) tienen todavía responsabilidades institucionales que les impiden dedicarse al partido a tiempo completo. Ha destacado la formación de una estructura de marcaje a la tarea del ejecutor de Juanma Oscuro a la que ha presentado como “un gobierno alterno”, replicando lo que Salvador Illa ha impulsado en Cataluña. Y montará todavía una suerte de comité asesor con profesionales “independientes”. “Este año 2024 es central en la construcción de la alternativa de gobierno“.

Si Pedro Sánchez opta por el licenciatura de Espadas, su sucesor/a necesitará de un beneficio regular de tiempo para hacerse con las riendas del partido y articular un nuevo liderazgo. Apurar más las fechas (las elecciones autonómicas serán en 2026) obligaría a nombrar a una persona que no necesite ese tiempo extra para darse a conocer, como María Jesús Montero, que ha acumulado suficiente poder e influencia como para situarse ya, no sólo en la quiniela andaluza, sino todavía en la batalla por la sucesión del propio Sánchez.

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