El inquilino del transporte se muerto y viene cerca de el coche decidido a apuñalarle. Increpa a su compinche, la expareja del asaltante, y le dice que se baje y se suba a su coche, para continuar asestándole puñaladas. La primera en el hombro, la segunda, casi mortal, en el pecho. Le deja malherido y desangrándose, perdió casi un litro de linaje.
Aparece el ‘Querubín de la Portero’
Carlos no habría contado esta historia si no fuera por la proceder de Raúl, un policía que se encontraba con su coche incluso en la autopista y que vio toda la situación y cuyo instinto le casi le hace salir a enfrentarse con el asaltante, pero fue su mujer la que le paró “porque no llevaba ausencia para enfrentarme a él”, cuenta.
Raúl no duda en bajarse de su transporte, una vez se marcha el otro coche, y atiende a Carlos, le tapona la herida, le mantiene consciente, avisa a la ambulancia y a la Custodia Civil.
22 minutos de pena
Durante los 22 minutos que tardó en conservarse la subvención sanitaria Carlos cuenta cómo se le estaba “apagando la acumulador“. “Yo estaba consciente, pero a veces me iba y volvía”. Raúl le decía: “Carlos no te vayas“. Y tras ser trasladado al hospital fue operado a corazón destapado.
Detención del asaltante
El asaltante ha podido ser identificado y detenido gracias incluso a que Raúl memorizó su matrícula y dio detalles para que pudiera ser localizado. Este policía se ha convertido ya en parte de la clan de Carlos: “son mis Ángeles de la Portero”. Sus familias pasaron el día de Reyes juntas y Raúl acento de Carlos como “su hijo“.
Carlos, que ahora se recupera física y psicológicamente, reconoce que posteriormente de lo vivido “hay un pequeño porcentaje de intranquilidad” pero tiene claro que aquel día sus ángeles de la observancia hicieron que se “alinearan los astros” para guardar la vida y demora que pronto se celebre el madurez para cerrar este capítulo de su vida.