El hombre, que trataba de arreglar la pistola defectuosa, no usaba antiparras de protección en el momento del choque. Tras dispararse, se desplazó rápidamente a Urgencias.
Ya en el Hospital Sultanah Bahiyah, los médicos le administraron de necesidad la vacuna del tétanos, encima de antibióticos intravenosos. El clavo había perforado el prominencia delantero del cerebro, zona vitalista para poder articular tanto el jerigonza como el movimiento.
Sin bloqueo, el hombre tuvo suerte, mucha suerte. Ninguna arteria vitalista se vio dañada por el clavo y los médicos lograron extraerlo con seguridad. Incluso reconstruyeron parte del párpado dañado por la pistola. El hombre tan pronto como pasó unos días en la UCI y posteriormente recibió el reincorporación.