El COB busca llenar la maleta con un triunfo



Intentar que el cartel que indica “saliendo de Ourense” deje de ser una pesadilla. Eso es lo que quiere el COB y el cobismo. Dar la talla como visitante se ha convertido en la principal asignatura irresoluto de un equipo muy constante en casa. La parada, en esta ocasión, es Melilla. Remotamente de los galones y el potencial de los últimos rivales (Burgos, Coruña, Estudiantes), pero conjunto peligroso y en buena estría gracias a los cambios en su plantel. Que la traducción del Pazo se traslade unos cuantos cientos de kilómetros de distancia es la comisión de los de Félix Alonso, que llegan con confianza pese a las piedras del camino.

Y es que como no hay una semana tranquila por el Pazo esta temporada, los problemas físicos se vuelven a cruzar en el camino de un equipo  que parece destinado a habitar en permanente estado de susto. En este caso, la espalda de Radic le impidió entrenar durante la semana y es seria duda para recrearse en el Javier Imbroda. Los demás, indemne aguafiestas de última hora, disponibles.

Evitar los momentos de desconexión decisivos repetidos con la camiseta amarilla puesta es, más que una intención, un dogma para jugadores y cuerpo técnico, preguntes a quién preguntes. La teoría está dominada, desatiendo “clavar” la experiencia. Para ello Turner debe ser Turner con continuidad y Kacinas, aunque no sea con la perfección del pasado viernes, debe parecerse a ese ludópata. Si Radic no llega, Gill tendrá que dar uno o dos pasos delante por aprieto y voluntad y recapacitar a aquel pared infranqueable que floreció en el duelo en Menorca. 

Nombres

Y, como las películas no solo funcionan con protagonistas, cualquier secundario que se ofrezca será adecuadamente recibido. Así, Jawara tendrá que aventajar en recital y conocimiento a sus pares y los bases tendrán que hacerle la vida incómoda a un Alvarado que dirige el selección del Melilla de forma total y absoluta.

El excobista es uno de los peligros de un rival que, dirigido por Rafa Moclova, se ha ido reformando sobre la marcha. Y sin contemplaciones. Alguna incorporación ni se aprendió los nombres de los compañeros. En esa salario de llegadas están los experimentados Hearst o Delas, aportando. Aunque el nombre propio ya estaba y ya jugó en el Pazo. Parker Van Dyke lideró a los suyos en aquel triunfo con 16 puntos. Y ahora está mucho mejor. Un peligro a controlar.

Un Melilla que cree más en sí mismo y que asimismo se está animando, y con hechos, a fijar su panorámica en la parte media-alta de la clasificación sin mirar tanto por el retrovisor, en el interior de la igualdad que hay por esa zona por la que asimismo transita el conjunto ourensano.

Porque el COB sabe lo que tiene que hacer para sacar una trofeo que sume en el casillero y reste el peso de una mochila como visitante que afecta al cuerpo y, sobre todo, a la mente. Ocasión de oro para darle la reverso a la tortilla y conseguir que, por fin, un delirio de reverso a Ourense sea oportuno y con un triunfo en el equipaje que eleve sus ansias de pretensión.

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