Un hombre nos señala que no es en único zona. En todas partes te encontrarás con estos principios detenidos. Cada dos por tres estamos así, añade otro. Mientras un vecino confiesa que es un molestia tener que subir a pie.
Nos encontramos con Igor y Leticia. Cada uno de ellos empuja con resignación y esfuerzo un cochecito de bebé. El primero nos comenta que es duro y aún más cuando hace fría. La nuevo nos confiesa que no entiende por qué están siempre paradas y tardan tanto en arreglarlas.
Encima cualquier misiva se complica. Elena nos dice que sube cargada con la operación del mercado y que es una molestia. Un hombre veterano nos apunta que para cuando llega al consultorio prácticamente no puede ni correr.
No solo es difícil subir. Un vecino nos comenta que tiene las caderas operadas y que para él es aún más complicado desmontar la irresoluto.
Otros mayores evitan desmontar a ciertas zonas para no tener que subirlas más tarde a pie.
Especialmente arduo es la situación del Alfoz de Repélega. Aquí los cuatro tramos de rampas mecánicas están estropeadas. Un hombre se pregunta cómo es posible que el Junta permita que estén paradas los últimos dos primaveras. “Es una vergüenza”, concluye. Una mujer comenta que cuando llega en lo alto prácticamente lo hace sin fuerza. Otra vecina se queja amargamente de que eso está muy mal. Mientras otra afirma que esto es una ñapa y que deberían arreglarlo.
El Junta sondeo alternativas a estas rampas que se averían con demasiada facilidad. Pero este esquema de prosperidad sigue sin época mientras una mujer nos comenta que ojalá se pongan las pilas. Porque
a los vecinos de Portugalere caminar por algunas partes se les hace demasiado cuesta en lo alto.