De esta forma, el último se quedó en la pequeña villa de Nersac y se alimentaba como podía. Solía consumir comida fría que a veces robaba y en ocasiones le daban los vecinos del pedrusco de viviendas sociales en el que residía.
Por otra parte, pasaba periodos sin calefacción ni electricidad, obligado a amodorrarse sobre tres edredones y a ducharse con agua fría.
Los servicios sociales y la escuela no detectaron carencia porque el criatura era un buen estudiante que cumplía sus tareas y acudía correctamente vestido al centro. “Provocación a cualquiera que pueda proponer que hubiera detectado esta situación”, señaló la alcaldesa de Nersac, Barbara Coutourier, a medios locales.
La mama vivía en otra casa con su novio
El caso se destapó cuando algunos vecinos dieron la voz de alerta y avisaron a las autoridades. Las autoridades comenzaron la investigación y detectaron que la mama vivía con su pareja en Sireuil, a cinco kilómetros de su hijo.
La mama, de 39 abriles, defendió su inocencia frente a el tribunal, pero los vecinos confirmaron que el criatura vivía solo en el residencia, donde los gendarmes encontraron la congelador vacía y comprobaron que no había ropa de adulto en la casa.
La mama fue declarada culpable tras el certificación de algunos vecinos y la investigación de la fiscalía. Por otra parte, los datos telefónicos demostraban que la mama no dormía con su hijo ni le acompañaba a la escuela. El último ha patente que no quiere retornar a verla.
La mama está condenada por “negligencia de un último que compromete su seguridad” a 18 meses de prisión, seis de los cuales pasará bajo vigilancia electrónica, con obligación de someterse a tratamiento.