El hotel, según diferentes testimonios, está más enfocado a la estructura de bodas y explota bajo mínimos los restantes servicios de alojamiento, restaurante, cafetería y el spa del caldo, un atractivo añadido que casi nunca funciona y que fue financiado por la Filial autonómica, al igual que la rehabilitación del antiguo monasterio, que supuso una inversión pública que rondó los 10 millones. La adjudicación a Hotusa fue por un periodo de 25 abriles, prorrogables de cinco en cinco, hasta un mayor de 50, y para su rescisión sería necesario que el Concello o la Xunta denunciasen el convenio para desobstruir la explotación a otras empresas. El anuencia finaliza en marzo de 2025, por consiguiente, de robar a parte la rescisión, debería ser este año, cuando la empresa solicite una nueva prórroga. Por el momento, ni el Concello ni la Xunta se han pronunciado al respecto.