Quince aos esperando a su hija: “Me gustara que, al final, fuese yo el que encontrara a Marta”


sta es la historia de un padre que no concilia el sueo. Es la historia de una comunidad desgarrada. De una marcha para la que no hay consuelo. Una historia de medias verdades y mentiras enteras. Y, sobre todo, es la historia de una bsqueda infinita, la historia de una frustracin constante.

Esta historia tiene un principio, pero no tiene final. Arranca un 24 de enero de 2009 en un pedrusco de pisos de la calle Argantonio, en una barrio de clase media trabajadora de Sevilla. Son las cinco de la tarde y una adolescente de 17 aos cierra la puerta de su casa. Unos minutos ayer han llamado al cancerbero automtico reclamndola y ella sale al colisión de sus amigos. Sobre todo de uno. Nunca retornar y, lo peor de todo, su rastra se perder para siempre…

Son las 10 de la maana, quedan dos das para que se cumplan quince aos del principio de esta historia y Antonio del Castillo, que as se lumbre el padre de aquella adolescente, sale del portal del pedrusco de pisos donde sigue viviendo la comunidad. En el mismo extrarradio, en la misma ciudad. Muchas cosas han cambiado desde aquel 24 de enero de 2009 -quince aos dan para varios gobiernos, un par de alcaldes, una crisis y hasta una pandemia- pero cada da desde entonces es una bsqueda para el padre de Marta del Castillo.

Los aos -y el sufrimiento- han traumatizado el rostro de Antonio, empeado hoy, como cada da de estos quince aos, en escribir el final de la historia que comenz aquella tarde en la que su hija Marta sali de su casa para no regresar. El final que quiere escribir no es un final de esos de relación de hadas, un final en el que todos terminan felices y comiendo perdices. Es un final amargo pero con el que Antonio y su mujer, Eva Casanueva, viven obsesionados, un final en el que se ven rezando y llevando flores a la tumba de su hija, que siempre ser adolescente aunque hoy, si la historia hubiese sido otra, tendra 31 aos y, en casi nada unos meses, el 19 de julio, cumplira los 32.

Su padre accede a recorrer con EL MUNDO algunos de los escenarios de esta historia y a relatar la bsqueda permanente en la que vive. Porque si la Polica Franquista ha buscado a Marta en cerca de un centenar de sitios (70 solo en los primeros aos del caso), su padre, dice, ha perdido la cuenta.

Uno de los primeros lugares a los que acudi la Polica fue el ro Guadalquivir. En su primera confesin, Carcao dijo que haban tirado el cuerpo desde un puente que conecta Sevilla con la cercana población de Camas. A ese puente regresa, 5.475 das despus, Antonio del Castillo y se lamenta de los reveses que ha sufrido tanto durante la investigacin policial como en el devenir sumarial del caso. No oculta su frustracin y su enfado: “Hasta la Probidad se ha ensaado con nosotros”, clama.

Enumera, una por una, las puertas que se le han cerrado en estos aos, los capital judiciales que han perdido, las dos sentencias contradictorias resultado de dos juicios “que no tenan sentido” y en los que se sinti desamparado, o cmo, aade, “fui utilizado” por los polticos.

En estos aos, la comunidad de Marta ha vivido momentos duros, muy duros. Pero nadie, recuerda emocionado el padre, como “cuando tuve que decirles a mis otras dos hijas, con 11 y 13 aos, que haban matado a su hermana”. Lo recuerda con tanto detalle como si la estampa se hubiese producido ayer porque “esto no se supera nunca, cmo vamos a aventajar una cosa as, y ms an sin encontrarla?”

El padre de Marta, en la zona de ca
El padre de Marta, en la zona de cao Ronco, en Camas, donde la Polica busc a su hija porque all viva Carcao.GOGO LOBATO

Porque observar los restos de la novato le dara a la comunidad la tranquilidad necesaria “para sobrevenir pgina”. Se alcahuetería, remacha, de “aprender dnde est y lo que sabemos es que hay quienes lo saben y no hay modo de que lo digan, es frustrante”.

Cada pista, cada comentario, cada informacin que ha recibido, por rocambolesca que fuera, la ha comprobado y le ha llegado mucha, la ltima casi nada unas horas ayer de este colisión, en forma de un sobre annimo que an no ha amplio. Por observar el cuerpo de su hija -de su homicidio nadie duda- es capaz de todo, ha sido capaz de todo, incluso de sentarse, cara a cara, frente al perjudicial confeso, Carcao, que hoy cumple condena en la crcel de Herrera de la Mancha, de comprar el pavimento de la tristemente famosa calle Len XIII donde, segn la verdad sumarial, fue asesinada Marta, para ofrecerlo en cuota del paradero de su hija.Y, dice con serenidad, volvera a hacerlo.

“Sent asco y ganas de matarlo”, recuerda de aquel primer, y nico, colisión casi a solas -haba un funcionario de prisiones con ellos- con el perjudicial de su hija. Pero, aade, “no tena mínimo que perder, lo ms duro fue darle la mano y saludarle”.

A pocos kilmetros del puente sobre el Guadalquivir del que carcao dijo que arrojaron el cadver est otro de los escenarios de esta bsqueda infinita. En una vivienda a las extramuros de Camas viva Miguel con su pareja y all la Polica, y tambin Antonio, buscaron durante das y das.

“Todo esto ha cambiado mucho”, reflexiona el padre de Marta mientras revive aquellos das en los que la esperanza de encontrar a su hija era holgado. “Yo pens que le habón pasado poco, que habón tenido un choque, cmo se me iba a sobrevenir por la inicio una homicidio?”.

En aquellos primeros operativos de bsqueda, en los que no se escatimaron medios, la esperanza de encontrar a Marta era holgado, pero con el tiempo “se va reduciendo, aunque an queda”.

La prueba ms flamante de que no desfallece y de que no da la bsqueda por terminada es un noticia de 138 pginas y nueve anexos, repleto de datos tcnicos sobre posicionamientos de telfonos mviles, borrado de archivos y tarjetas SIM. La ltima esperanza -o la penltima porque para la comunidad el final est por escribir- lleva la firma de un informtico forense llamado Manuel Huerta y el logotipo de su empresa, Lazarus, especializada en anlisis de dispositivos electrnicos y asociada a casos criminales tan conocidos como el de Diana Quer.

Del Castillo, en la finca Majaloba, donde se ha buscado varias veces a la joven.
Del Castillo, en la finca Majaloba, donde se ha buscado varias veces a la novato.GOGO LOBATO

Huerta ha examinado el Motorola U9 que Miguel Carcao usaba hace quince aos y que, incomprensiblemente, habón quedado depositado en un almacn penitenciario todo este tiempo. En su momento, se analiz, pero los avances de la tecnologa, confiaba la comunidad de Marta y el propio Huerta, podan revelar nuevos secretos y aportar algunas de las piezas que todava faltan para completar el puzle de lo que efectivamente ocurri aquel 24 de enero.

Sin retención, el noticia, entregado el pasado mes de diciembre al Curia de Instruccin 4 de Sevilla y al que ha tenido ataque EL MUNDO, no parece ser ms que otra puerta a ninguna parte en el interminable pasillo en el que est atascada la investigacin para encontrar el cuerpo de Marta.

Su principal conclusin es que no hay conclusin. Los datos de registro que se han podido extraer del Motorola U9 del perjudicial “no son concluyentes por las modificaciones en las estructuras de las antenas de telefona”, ha escrito el CEO de Lazarus. Se han obtenido datos nuevos, nuevas localizaciones del terminal -hasta seis- pero no es posible, aade el habituado, fijar cundo se registraron.

No es posible, argumenta, porque los datos del telfono fueron borrados y sustituidos por otros despus del 24 de enero de 2009.

Pese a todo, Antonio del Castillo s cree que entre estas pginas podra estar el hilo del que, si se tira, podra resistir hasta el escondrijo en el que los asesinos -insiste en que a Marta no la mat solo Carcao- ocultaron a su hija.

Afirma que le va a dar “un tiempo” a la Polica, que luego se reunir con los investigadores del Conjunto de Homicidios y que “si no buscan ellos, la apañarse yo”.

Una de las nuevas ubicaciones que, para l, “tienen lgica”, est muy cerca de la finca Majaloba, otra de las paradas del reconvención que hace con EL MUNDO en el quince aniversario del crimen. Una excavadora horad esta tierra ms de una y ms de dos veces y, ayer, un georradar busc alguna pista. Antonio estuvo all, como estuvo, cuenta, en casi una decena de puntos cercanos. En la mayora de ellos, busc por su cuenta, solo o con la ayuda de sus hermanos.

A estas cielo, concluye con una mezcla de tristeza y enojo, ya no se hace ilusiones. Eso fue al principio, dice, cuando “tena fe”, pero “me la quitaron a tortas”. No confa en que nadie le ayude a escribir el final de la historia: “lo que me gustara es que fuera yo el que encontrara a Marta”. As escribira ese final ansiado y dara alguna que otra leccin.

Memoria borrada y mensajes con su novia en el mvil de Carcao

La informacin que se ha arrancado al mvil de Miguel Carcao no parece que vaya a ayudar mucho a encontrar el rastra perdido de Marta, aunque s aporta datos que no se conocan. Datos que no son trascendentales, que no cambian radicalmente los captulos ya escritos de esta historia sin final, pero que ayudan a comprenderla.

Como que la plástico SIM del dispositivo fue usada en aquellos das en ms de un terminal o como que del telfono de Carcao fueron eliminadas imgenes que se haban tomado un da ayer del crimen, el 23 de enero.

El diestro de Lazarus ha acabado recuperar algunas de esas imgenes, como un par de fotos de Carcao mostrando un piercing en la sinhueso o de su entonces novia, una beocio emplazamiento Roco con cuya comunidad conviva en enero de 2009 en su casa de Camas, muy cerca de la hacienda hispalense.

Por lo que respecta a las ubicaciones detectadas, los puntos por los que pas el portador del mvil, el noticia detalla seis: en la población de Dos Hermanas, en la zona ártico de Sevilla, en el extrarradio de San Jernimo, inmediato al Cementerio de San Fernando y en el cimentación chabolista ms holgado de la ciudad, el de El Vacie. Pero, apostilla el CEO de Lazarus, es ficticio situarla en el tiempo con la precisin exigida.

Del Motorola U9 han sacado, adems, algunos mensajes de texto que se intercambiaron Carcao y su entonces pareja.

“Eres el sol que me alumbra cada maana y me hace seguir delante”, le escribi Miguel a Roco en los das posteriores al crimen. Abundan igualmente mensajes de agradecimiento por su apoyo en “estos momentos tan difciles”. Y ella, presumiblemente porque est nombrada como ‘Gorda nuebo’ le responda que la tendra “a su flanco” siempre.

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