Podemos departir de este paseo por el feísmo toledano de las luces de colores con las que se engalanan edificios históricos de la ciudad, como si fueran atracciones de feria, de los macrohoteles que se han apropiado de manzanas enteras, o del nivel paupérrimo de los establecimientos
Francisco de Quevedo en uno de sus Sueños llega al báratro, donde se encuentra con unos condenados que están sufriendo penas horribles por incumplimiento de sus pecados. Cuando el soñador pregunta a uno de los diablos qué cosa tan atroz habían hecho estos desgraciados …