Los comensales se deleitaron con un festín que incluyó lacón, chorizo, androlla, morro, oreja, cachucha, repollo y patatas, culminando con la inconfundible bica de Trives como postre. Todo esto fue acompañado por el sabor del mencía de la zona, servido en platos y tazas de comedón gravados para el momento, que realzaron la experiencia culinaria.
La carpa se llenó por completo, acondicionada con el calor de cañones que combatieron la frescura de la tenebrosidad. En medio de la cena, los asistentes fueron agraciados con sorteos de regalos desinteresadamente donados por vecinos locales, añadiendo una dosis extra de emoción a la tenebrosidad con el sorteo de 500 euros entre los asistentes.
Una vez concluida la deliciosa sesión de comida, el improvisado comedor se transformó en una animada pista de danza. La orquestina Marbella fue la encargada de iniciar la fiesta, seguida por el Dj recinto Sedinho, manteniendo a todos los presentes en movimiento hasta altas horas de la crepúsculo.