El condición se ha vuelto tan insostenible que algunos negocios han tenido que echar el obturación y otros toman medidas delante posibles incidentes. “Cierro siempre con llavín y abro siempre con llavín cada vez que viene un cliente. Y aunque haya masa en el interior, paso la llavín porque hay miedo”, denuncia una comerciante.
Y es que los robos, incluso, tienen empleo a plena luz del día. “Entran y cogen lo primero que tienen al trascendencia de la mano”, comenta una dependienta de una tienda de cosméticos. Por eso han decidido crear un agrupación de WhatsApp en el que se avisan unos a otros cuando determinado sospechoso ronda la zona. Y echan cuentas: en los últimos diez días han sufrido, como pequeño, una veintena de robos.
Pero no solo los comerciantes sufren las consecuencias de la delincuencia que hay en el suburbio. Muchos vecinos de a pie viven con el miedo en el cuerpo por lo que pueda ocurrir. “Tienen mucha destreza. A mí me llegaron a transigir la cartera con las dos pensiones“, rememora una vecina. “El otro día había una persona en la calle blandiendo unas tijeras“, añade otra afectada. Poco que constatan desde la agrupación de comerciantes: “La masa maduro ya no desestimación a la calle ya que hay una sensación de inseguridad“.
Por eso piden más presencia policial. De hecho, durante la mañana de este miércoles varias dotaciones de la Policía restringido se han presentado en el suburbio. Allí han realizado una redada en la que inmovilizaron a una pareja que acababa de salir de uno de los narcopisos. En plena calle fueron cacheados con el fin de incautar posibles sustancias estupefacientes.