Eran un día festivo en la Hacienda Laguna San Pedro. En esa finca de Navolato, Sinaloa, México, el 2 de septiembre fue en realidad un día más, pues el uso de la propiedad es para celebraciones: bodas, aniversarios familiares, bautizos o fiestas de quinceañeras. Últimamente también se han celebrado las llamadas fiestas de ‘revelación de género’. En ellos, una pareja que espera un bebé informa a sus invitados si el que viene en camino será niño o niña, utilizando el tema de los colores: rosa para las mujeres, azul para los hombres. Así, con diferentes modalidades como el uso de extintores, cañonazos coloridos, izamiento de banderas o piñatas llenas de colores, se celebra el género de los que están por llegar.
Estas celebraciones, inicialmente familiares, se han convertido en importantes acontecimientos sociales y en todo un negocio. Este ha sido exportado desde Estados Unidos a diferentes países. México también los ha adoptado y los ha convertido en un espectáculo social al que cada vez se le da un nuevo giro para impactar. Últimamente, para realzar la celebración, incluso se alquilan aviones. Dando un pase bajo, lanzan el polvo del color correspondiente junto a los futuros padres y sus invitados.
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Y ha sido en un hecho como éste, cuando en plena celebración por el futuro nacimiento, la muerte llegó en forma de accidente aéreo: a determinada hora de este sábado, con los que van a ser padres situados en una zona separada de El público de la finca se esperaba la llegada de un avión agrícola que en lugar de llevar insecticida, llevaba un tanque lleno del inocuo polvo utilizado en fiestas como Holi. Con su caída al suelo se iba a dar la noticia. Con la pareja abrazada, el avión hizo lo que se esperaba: pasó muy bajo, impresionó a los invitados, reveló que iba a ser una niña y despegó. Todo muy rápido. Fue en ese momento, cuando ganaba altura rápidamente, que el monomotor rompió el ala izquierda y aunque no la puso en marcha, perdió sustentación y cayó casi en picado.
La concentración de los invitados en el ruidoso momento, pues además del vuelo bajo se disparaban cañones de colores, hizo que prácticamente todos los presentes en la fiesta desconocieran el accidente que estaban viviendo justo encima de sus cabezas. Incluso la persona que grabó las imágenes en las que el avión comienza a caer, regresa al lugar de los padres. Unos segundos después el artefacto cayó en otra zona de la finca donde, afortunadamente, no había nadie. La aeronave monomotor estaba ocupada únicamente por el piloto. No murió instantáneamente, sino durante el traslado al hospital, luego de ser atendido inicialmente por un equipo de la Cruz Roja de Navolato.
El avión era un Piper Pa-25, un modelo clásico que empezó a volar a finales de los años 50, principalmente en tareas agrícolas, aunque también se utiliza para otros trabajos aéreos como remolcar carteles publicitarios o remolcar veleros para planear. . Piper construyó unas 5.000 unidades de este dispositivo en Estados Unidos entre 1959 y 1981, aunque el que se estrelló ayer era mucho más moderno y había sido matriculado en México hace unas semanas. Esta característica se debe a que es uno de los que ya se fabrican en Argentina, luego de casi dos décadas fuera de producción.
Laviasa, una empresa mendocina, ha reconstruido el modelo luego de haber comprado los derechos exclusivos e internacionales de este avión a la estadounidense Piper Aircraft Co, salvo su apodo: Pawnee, una tribu indígena del centro de América del Norte, ya que el constructor del avión estadounidense La compañía tiene por costumbre bautizar diferentes modelos con nombres indios como Cherokee o Seminole. En este caso, el que en su país de origen se conoce como Pawnee, en la versión argentina es Puelche, en memoria de un pueblo indígena que habitaba la región central de Argentina, desde el sur de la provincia de Mendoza hasta el sur. de la de Santa Fe.