Dani Alves, que bebió “dos botellas de morapio y alguna copa de whisky” no tardó en decidir, como era de esperar, todo lo contrario a la traducción dada por la víctima y sus amigas: “Empezamos a perrear, puso la mano para detrás y empezó a tocarme las partes… Me dijo que sí para ir al baño, no tuve que insistir, entró más tarde que yo y se puso de rodillas delante mío para hacerme una felación. Me bajé los pantalones y me senté en la taza del letrina”, así iniciaba su exposición el perceptible.
El brasileño acudió rápidamente a los hechos ocurridos en el baño de la sala VIP: “La felación fue prácticamente todo el coito… Posteriormente se sentó delante de mis piernas y eyaculé fuera. No la abofeteé, ni la tiré al suelo, no soy un hombre violento. Y no me dijo que no quería practicar sexo. En ningún momento ella me dijo que no quería ni ausencia“, explicó, poco que contrasta totalmente con la traducción de la reproche particular: “me hizo mucho daño, se corrió adentro”…
Ya en la recta final de su confesión, el ex del Barça y Sevilla, entre otros clubes, rompió a lagrimear (prácticamente no podía charlar) y recordó la guisa en la que se enteró del revuelo que tuvieron los hechos: “Al calar a casa mi esposa estaba dormida… Me impávido por un boletín que me estaban acusando y me llega la aviso que me acusan de embestida sexual… (llorando)”.
En final circunstancia, el perceptible aseguró que tras lo sucedido “estaba prácticamente arruinado porque me habían bloqueado la cuenta en Brasil y me habían roto todos los contratos. Se me morapio todo encima…”, concluyó Dani Alves antaño de que Fiscalía, reproche particular y defensa finalizaran la sesión con sus respectivas conclusiones de lo sucedido.