El deseo es la esencia del hombre”, escribió el filósofo Baruch Spinoza. “Es lo que -amplía su colega Frédéric Lenoir- fija nuestro explicación, progreso”. ¿Qué valía tendría una vida sin deseos? Cuando, para Lenoir, es lo que da el impulso para proceder. “Su marcha -para este sociólogo y exdirector de Le Monde- señala el colapso de nuestra fuerza optimista”. Tal fue la derrota, el colapso, del COB delante el Betis. Sin carácter, “huevos” para que nos entendamos mejor, la involución en el pasatiempo por parte ourensana fue tan evidente que no se puede tapar. Hasta el punto de que solo llegó a disputar 10 minutos (¡y de aquella forma), de los 40 del partido.
Una vez más, ese día a día (aquí semana si semana no). Si acudes a los mismos sitios a la misma hora, la rutina, el temporalizador, en este caso los errores, la displicencia y el electrónico hacen su trabajo. Lo que implica todo un debate sobre el estado del equipo y aquí copiamos las recientes palabras del MVP de la NBA, Giannis Antetokounmpo: “Tenemos una gran hinchada, pero si en esta coalición no juegas duro y no das todo… ¡Hasta el utillero debe mejorar!”, sentenció la sino griega delante los medios de comunicación.
Estamos en febrero y no sabemos si este COB está jugando adecuadamente o no, si están preparados para pelear por la zona principal o no, que sean capaces de mostrar una mínima regularidad o no. Positivamente nos cuesta creer en él. Se había apostado por mejorar posiciones cercanas al aro del “3” Kacinas, el roce de los primaveras castiga a Jawara, al “5” Gill y Radic, que estos interiores en sus tiros libres no alcancen el 50%, ¿No era para sospechar?. ¿Es el COB un equipo con ritmo ofensivo cuando su creador/anotador Justin Turner no es capaz de anotar una canasta? Intentó el técnico Felix Alonso hacer un equipo desde la defensa, pero esto duró lo que duró. Al final el conjunto ourensano, inmerso en una insufrible deriva “parafutbolística”, parece morar en cada desplazamiento (ayer, ahora ya da igual fuera que en casa) en una especie de onda que se repite, como aquella película del día de la marmota, que ha ido empequeñeciendo sus ánimos, nuestras miradas Y incluso surgen los miedos, la inseguridad y, supongo que incluso, el dolor que supone rebuscar nuestra vulnerabilidad.
¿Y ahora qué? Se preguntaba, en su despedida, Marc Gasol, todo un ejemplo de carácter, eso que le yerro al COB. Estamos seguros de que Gasol saldrá delante con su Girona, pero no así que lo pueda hacer el COB. Pues es evidente que con esto no llega. Hay deficiencias que se pueden compensar con la fuerza del Pazo, pero no llega para tapar todo. Y hay que recapacitar de donde venimos.