Según estos funcionarios, se hacían pasar por turistas perdidos para acceder a zonas restringidas sin autorización alguna. Denuncian más de un centenar de robos a ciudadanos chinos. El FBI (Oficina Federal de Investigaciones) y el Departamento de Defensa de Estados Unidos han aumentado la alerta sobre este asunto. Por su parte, el Gobierno federal ya ha tomado medidas para limitar estas intrusiones.
Estas acciones ponen a prueba la seguridad de Estados Unidos. A raíz de todo lo que se ha ido conociendo, las autoridades chinas no han tardado en pronunciarse. Liu Pengyu, portavoz de la embajada china en Washington, ha dicho que todos estos acusaciones de espionaje por turistas chinos “no son más que acusaciones hecho de mala fe. Instamos a los funcionarios estadounidenses pertinentes a que abandonen la mentalidad de la Guerra Fría, dejen de hacer acusaciones infundadas y participen en iniciativas útiles para fortalecer la confianza mutua entre los dos países y la amistad entre los dos pueblos”. Un nuevo conflicto entre Estados Unidos y China que hace de sus relación visible.