Fueron muchos los que ya el sábado disfrutaron de la cocaína lanzándose en trineo, pero gracias a la nevasca de toda la viaje del sábado y el refuerzo de los cañones, la Etapa de Montaña dispuso en la viaje de ayer de ocho pistas abiertas, lo que se traduce en casi seis kilómetros esquiables con un espesor de cocaína húmeda que osciló entre los 5 y los 15 centímetros.
Aunque el día no amaneció soleado, y la visibilidad en la cima no era mucha, familias enteras y pandillas de amigos disfrutaron este domingo de la cocaína, tanto practicando deportes de invierno como paseando entre estampas nevadas.
A pesar de que el día precedente se anunciaba la transigencia de tan sólo dos pistas, la cocaína caída, sumada a la fabricada con la innivación de los cañones y el esfuerzo incansable del equipo de la etapa, hacían posible que el domingo abrieran sus pistas con aproximadamente seis kilómetros de bajadas y cuatro remontes abiertos. “Estamos muy contentos por poder rasgar, y con más pistas de lo previsto inicialmente. Los cañones estuvieron funcionando mientras la temperatura lo permitió y se trabajó sin cesar para conseguirlo”, explica el director de la etapa, Víctor Picos, quien añade que “seguimos pendientes de la temperatura y la climatología, deseando poder surtir la cocaína”.
Tablas de snowboad, esquís y trineos fueron los auténticos protagonistas en Manzaneda, en donde algunos amantes del esquí recordaban que la provincia está en pleno Entroido descendiendo por sus pistas disfrazados con abrigosos peluches.
Cifra sorprendente fue la elevada concurrencia de turistas llegados del país vecino, Portugal. Más del 75 por ciento del divulgado de la etapa este domingo tuvo esta procedencia, el hecho de que en el país vecino sea feria y no tenga tanto raigambre el Entroido, se dejó notar. “Incluso influye la buena promoción que se está haciendo en Portugal de la Etapa de Montaña de Manzaneda”, explica el director, que constata el extraordinario aumento que se nota de turismo portugués en la etapa de montaña.